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La Brújula

Todos los casos del pelirrojo Hazell, el detective del tren

Tras la figura del adusto hombre de iglesia que refleja la fotografía más difundida del inglés Victor Lorenzo Whitechurch (1868-1933) se alojaban una mente hiperanalítica y uno de esos obsesos del ferrocarril que recuerdan la hora de paso de cada tren por innumerables estaciones. Esas cualidades y aficiones se plasmaron en los casos de Thorpe Hazell, recopilados en 1912 en El detective del ferrocarril. El pelirrojo Hazell, un bibliómano vegano y entusiasta del ejercicio físico, nació en la cabeza de Whitechurch con la pretensión de alejarse lo más posible del arquetipo de detective que planeaba sobre la época: Sherlock Holmes. Y pueden dar por seguro que lo consiguió, a juzgar por las alabanzas que a sus elaboradas tramas le prodigaron luminarias del género como Ellery Queen o Dorothy Sayers. ¿Se imaginan una lectura más adecuada para las oscuras y lluviosas tardes de estos inicios de invierno? ¿A que no?

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