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Le Carré da a Smiley una última aparición memorable

Le Carré encara la que seguramente es su última aventura literaria con tintes de precuela y tintas de secuela. El resultado es, para qué ser tibios a estas alturas de la trama, fascinante, absorbente, de pudorosa emotividad y del todo punto encantador. De serpientes. Hay tanto veneno en las páginas como elegancia literaria a la hora de inocularlo. No es que Le Carré tenga prisa en cerrar su legado, pero, desde luego, no pierde el tiempo yéndose por las ramas, y eso incluye su briosa renovación de los votos europeístas frente al cartilaginoso y torpe amurallamiento del Brexit. En cualquier caso, la sangría ética, los planteamientos cínicos, el engaño y la doble moral que anidan en las novelas iniciales de Le Carré gozan de buena salud décadas después, y no solo en las salas de máquinas de los servicios de inteligencia. La Guerra Fría terminó? o cambió de escenarios, pero los grandes dilemas de quienes luchan en las sombras en el nombre del Poder siguen intactos: ¿los intereses comunes son más importantes que los individuales? ¿vale todo para conseguir objetivos aparentemente positivos para la sociedad? ¿el sentido del deber manda sobre la conciencia? ¿dónde termina el derecho de los estados a vigilarnos apelando a la seguridad nacional o internacional? Al grano: ¿la muerte de Leamas para proteger a un Topo estaba justificada? Smiley, di algo. O calla para siempre.

El legado de los espías es una obra descreída, pero no desesperanzada. Escéptica, que no cínica. Desencantada, sí, pero combativa. Más triste que amarga, más comprensiva que despiadada porque, se puede leer en sus últimas páginas, a veces la piedad puede estar mal dirigida y eso no impide la devastación. Es el cierre perfecto a la carrera de un autor mayor que incluso en sus obras menores ha demostrado siempre una profesionalidad impecable, como le gusta a Smiley que se hagan las cosas aunque no estén a la altura de tu prestigio. ¿Para qué sirvió la Guerra Fría? ¿Los supuestos enemigos no eran, en definitiva, la otra cara de una moneda falsa en un mundo de mentiras colectivas? ¿Se puede trabajar en las cloacas, aunque sean las del lado "bueno", sin salir manchado y apestando a ruindad moral?

Después de aparecer en ocho novelas de Le Carré, Smiley tiene una última aparición que cabe calificar sin excesos como memorable. Le echaremos de menos, pero, sobre todo, echaremos de menos a quien lo creó.

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