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Arte

Museo y arte plástico asturiano, hermanados en la pobreza

A propósito de una declaración de Plácido Arango, un editorial de LA NUEVA ESPAÑA y una exposición benéfica

Días después de la inauguración de la exposición de las obras donadas por Plácido Arango a Asturias, en cuyo acto el mecenas hizo un llamamiento a las instituciones para aumentar el apoyo público a nuestro museo de Bellas Artes, La NUEVA ESPAÑA publicaba un editorial en el que invitaba a Principado y Ayuntamiento a reflexionar sobre la cuestión y se preguntaba: "¿qué hace falta para sacar de hermano pobre de la cultura asturiana a uno de los mejores museos de España?". Muy buena pregunta a la que bien se podría responder con otra pregunta aún mejor: ¿Qué hace falta para sacar de hermano pobre de la cultura asturiana al arte plástico en Asturias?. Porque ambos son hermanos pobres de la misma familia, e hijos de las graves carencias que sufren por el olvido, el desinterés y hasta del desprecio de las instituciones hacia estas manifestaciones artísticas en concreto. Y eso tanto en la dejación de su responsabilidad en cuanto a la formación cultural de la sociedad, sin iniciativas ni recursos, como al apoyo y promoción de los artistas asturianos o la colaboración en acciones propiciadas por instancias privadas, incluido el mercado del arte. Y no me hablen de la penuria de la Feria de Oviedo.

De esta situación bien podría decirse que cualquier tiempo pasado, aun cuando malo, que lo fue con frecuencia, fue mucho mejor. no voy ahora a enumerar la larga serie de dejaciones y abandonos que han llevado a la orfandad de los artistas, ausencia de adquisiciones públicas, publicaciones, facilidades para exponer, becas, premios , a la ausencia de cualquier tipo de colaboración con otros sectores del arte, que ha llevado al cierre de tantas galerías, tanto públicas como privadas, a la casi desaparición de los catálogos o la inexistencias de grandes muestras, individuales o colectivas, capaces de movilizar a los ciudadanos. Únicamente citaré un ejemplo que resulta de lo más revelador.

El día anterior a la publicación del editorial antes citado, este periódico dedicaba toda la primera página de su suplemento "Oviedo & Centro" a una gran fotografía que destacaba la información sobre una exposición benéfica organizada por Médicos del Mundo. Luego, dos páginas más con otras diez imágenes daban noticia del montaje, de los artistas y obras representados y de los actos organizados con motivo de la muestra, con visitas guiadas y talleres creativos para niños y niñas que luego tuve ocasión de comprobar que funcionaron admirablemente. ¿Cómo es posible que una exposición benéfica, que normalmente no pasaría informativamente de una nota, quizá con foto, sea presentada como un acontecimiento artístico y como una oportunidad "única" de ver reunidos a los artistas que la integran?.

Pues al periódico no le faltaba razón, porque hay tal paralización de actividades relacionadas con el arte, tal ausencia de alicientes de algún interés para un público interesado por la creación plástica, la cultura artística o el coleccionismo, que está acabando hasta con la costumbre del arte, que basta con seleccionar con acierto a unos cuantos artistas y exponer su obra para que eso sea un acontecimiento. Y eso que fue servido en pequeñas dosis, porque la mezquindad llegó hasta conceder a la muestra únicamente diez días, cuando en la actualidad, colectivas o individuales se programan usualmente por un mes. Seguro que habría otros "acontecimientos" a los que atender. Dicho lo anterior, la exposición, bien pensada, bien seleccionada e instalada y con admirables iniciativas para la formación artística infantil, fue un éxito y muchas fueron las personas que la vieron, aunque menos las que hubieran podido verla. Espero que le haya ido bien económicamente, aunque vender sea ahora a menudo solo una esperanza.

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