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El historiador coherente y el profesor implicado

Se identificaba con los alumnos y no practicó la endogamia ni preguntó su ideología al tesitando

Cartel anunciador del homenaje de hoy a David Ruiz.

La conmemoración este año del cincuenta aniversario de la publicación del libro del historiador y catedrático David Ruiz, La historia del movimiento obrero en Asturias, es una ocasión oportuna para repasar, aunque solo sea someramente, la importante labor que ha desarrollado como historiador y como profesor universitario.

Como historiador se ha caracterizado por una profunda coherencia investigadora. Procedente del Cuerpo de Catedráticos de Instituto, tuvo su primer destino en el Instituto de Algeciras desde donde se trasladó al Instituto de Llanes y, finalmente, pasó al Instituto Femenino de Oviedo (hoy Instituto Aramo) para acabar como profesor encargado de la cátedra de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo y, final y sucesivamente, ocupar las plazas de profesor adjunto y catedrático de la asignatura en nuestra universidad.

Su llegada a Asturias no fue fruto del azar de un traslado, sino que estuvo determinada por su interés como investigador de la Revolución del 34 en Asturias. Para proceder a su estudio era necesario conocer en profundidad los antecedentes y consecuencias de ese proceso revolucionario que puso a Asturias, más que el mito de Covadonga, en el escenario mundial.

De ahí la dedicación de su pionera tesis, dirigida por don Juan Uría, al estudio del origen y desarrollo del movimiento obrero en Asturias, como paso previo para un análisis en profundidad de la Revolución del 34. Su tesis fue publicada en 1968, con el título de El movimiento obrero en Asturias. De la industrialización a II República.

Fue, sin duda, un estudio pionero porque en aquellos años la historia dedicada en España al estudio de los de abajo, de las clases populares y trabajadoras apenas si tenía algunas muestras en nuestra historiografía.

También y, sobre todo, fue un estudio con profundas implicaciones políticas, porque, en aquellos momentos de duro combate contra la dictadura franquista en el que los obreros asturianos estaban teniendo un papel decisivo, el conocimiento de la historia de las organizaciones obreras y de su lucha histórica era un factor para su concienciación como clase y, por tanto, una motivación más para la que estaban llevando a cabo en aquellos momentos.

El interés historiográfico de David siguió estando dominado por el conocimiento en profundidad del proceso revolucionario de 1934, al que dedicó numerosos trabajos posteriores, incluido el que presentó para su oposición a la cátedra de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo y fue publicado posteriormente como Insurrección defensiva y revolución obrera. El Octubre español de 1934 que culminaron en su estudio definitivo Octubre de 1934. Revolución en la República española.

Esa coherencia investigadora está también presente en su labor como responsable del Departamento de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo desde el que no sólo planificó y promovió numerosas tesis y tesinas (42 tesinas y 15 tesis doctorales hasta 2002 según el Diccionario Akal de Historiadores españoles contemporáneos) dedicadas a la investigación de la historia contemporánea de Asturias tratando de cubrir con ellas los diversos aspectos apenas tratados hasta entonces en nuestra historia regional referidos a su evolución política, económica, social y cultural.

Como demostración del conocimiento que tenía de los nuevos temas y corrientes historiográficas que se estaban introduciendo en España en aquellos años, dedicó la atención de los trabajos de algunos de sus discípulos a campos más novedosos como la historia de las mentalidades desde la perspectiva metodológica del materialismo histórico en la línea que era ejercitada en aquel tiempo por un historiador de izquierdas de la talla del francés Michel Vovelle.

Su metodología, basada en una historia social que empleaba el aparato conceptual del materialismo histórico y su posición política ideológica como miembro del PCE, le trajeron muchos problemas como, por ejemplo, que no fuera renovado, por orden gubernativa, su contrato como encargado de la cátedra de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo o la suspensión y retirada de su versión de la Historia contemporánea de Asturias en el tomo correspondiente de la Historia de Asturias de la editorial Ayalga por razones ideológicas. Esa suspensión fue finalmente invalidada por los tribunales. En su defensa y apoyo tuvo David a historiadores de la talla de Manuel Tuñón de Lara y Juan José Carrera Ares.

Como profesional de la enseñanza universitaria, David siempre ha destacado como un excelente transmisor de conocimientos y por ser un profesor profundamente identificado con sus alumnos, con los que siempre ha sabido establecer una sincera y profunda relación de amistad y cordialidad nacida de la auctoritas y no de la potestas. Con los que realizaban bajo su dirección sus tesinas y tesis su apoyo era siempre sin límites. En mi caso, por ejemplo, que hice una tesis doctoral bajo su dirección cuya bibliografía era, sobre todo, de origen francés y no estaba publicada en España, nunca puso ningún reparo para que el Departamento cubriera los elevados gastos que suponía su adquisición y nunca me faltó su apoyó y estímulo en los momentos de desfallecimiento y desánimo por los que pasa todo tesitando. Nunca me preguntó por mi ideología y siempre respetó mi modo concreto de enfocar la investigación, además de solventar todas mis dudas y necesidades de investigación. La consecuencia de esa actitud era, como hemos dicho, que, al final, sus alumnos terminábamos estableciendo con él una relación, más que de profesor y alumno, de amigos.

Otro rasgo que siempre ha destacado en esa labor profesoral de David, al contrario de lo que era y en cierta medida sigue siendo habitual en nuestra Universidad, es el no haber practicado la endogamia en la elección de sus alumnos de posgrado.

Si ha tenido inclinación hacia alguna clase de ellos, ha sido hacia los profesores provenientes de los cuerpos de Profesores de Enseñanza Media que querían hacer sus tesis y tesinas. Ese apoyo quizás estuviera motivado por su procedencia profesional de esos cuerpos y, sobre todo, por la ausencia en él de cualquier clase de espíritu corporativo.

Sin duda, el libro cuya edición conmemoramos este año tuvo una importante implicación historiográfica y política, pero también por ser el preámbulo de un largo, fructífero y coherente ejercicio de su labor profesional, intelectual y política.

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