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Tinta fresca

Alta tensión

Iñaki Martínez recrea la fascinante Habana prerrevolucionaria entre pasiones, intrigas y espionaje

Y el veterano agente adoraba trabajar en equipo, seguramente porque la legendaria soledad del agente de espionaje impacta en las páginas de las novelas pero, al otro lado de las tapas, lo cierto es que quedan endurecidos de un modo que solo ellos conocen.

Una parte de la vida de Iñaki Martínez ha estado ligada a la política internacional, "bien como observador o articulista, bien como sujeto activo. Por esa razón, me fascina ponerme en la piel de los agentes de espionaje y narrar historias con ellos como protagonistas. Pero no de esos que lo hacen por dinero o porque la vida les ha conducido a ello por alguna razón inexorable. Me interesan los tipos que eligen el espionaje por coherencia política o ideológica. Kim Philby fue el ejemplo paradigmático de ello, para muchos el traidor por antonomasia".

En su novela Donde los hombres llevaban sombrero, el autor retoma la vida de tres de los principales personajes de su anterior obra, la excelente La ciudad de la mentira, y los reúne en un nuevo escenario de gran interés social y político: la Cuba de la dictadura de Batista.

Le interesa adentrarse en la psicología "de los tipos que son capaces de olvidar amantes y dejar atrás amigos pero no de abandonar causas en las que han creído desde jóvenes. La gente común piensa que los agentes son fracasados sociales, misóginos por excelencia, incluso personas repugnantes que adoran poner el oído en las conversaciones ajenas".

No existen muchas materias "de valor tan alto y repercusión como el trabajo de un buen espía. ¿Cuánto dinero habría que pagar para conocer las verdaderas intenciones o los arsenales reales del norcoreano Kim Jon-Un? ¿O el contenido de las conversaciones de Trump con los enviados de Putin antes de que el primero llegase a la Casa Blanca? Ambas materias se conocerán algún día a través del trabajo de un buen agente sumergido en 'El Gran Juego'".

Parecía que la Guerra Fría era cosa del pasado desde la caída de la Unión Soviética "pero los acontecimientos recientes en Washington y en Europa demuestran que el arte de anticiparse al adversario o enemigo conociendo cuál va a ser su próximo paso se cotiza alto, y que a ello se llega por medio de personas de carne y hueso si bien ayudados por maquinitas eficaces, también creadas por humanos".

Le gustan las novelas de género de espionaje, "las leo renglón por renglón. Las mías lo son aunque no completamente. Me sentiré satisfecho si el lector conoce cómo era la vida en La Habana antes de la revolución, o se entretiene con la novela (como exigía Pío Baroja) o incluso se divierte con ella (como exige Enrique Vila-Matas). También si una vez terminada se pregunta: ¿lo que vino después de la Revolución era previsible? Muy buenas referencias: "Nuestro hombre en la Habana" de Graham Greene, "El agente Secreto", de Joseph Conrad, "Operación Dulce", de Ian Mc Ewan.

Casi nada.

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