Quiero agradecer a la Asociación de la prensa deportiva del Principado el haberse acordado de mí a la hora de otorgar los premios del presente año, pero por motivos de índole estrictamente personal me veo obligado a renunciar al mío.

En los últimos años he sido propuesto para diferentes distinciones, habiendo rechazado todas ellas, ante una visión personal del alpinismo que entiende dicha actividad, no como deporte, sino como una filosofía de vida. Si he conseguido destacar en ascensos a cumbres elevadas, nunca ha sido por mis condiciones físicas ni deportivas (bastante mediocres por cierto, como demuestran mis resultados en competiciones de renombre? y no tan de renombre) sino porque el alpinismo se encuadra dentro de un camino que se aleja de la competición y el deporte, tal como éste es entendido hoy día. Incluso, desde un punto de vista objetivo y estrictamente alpinístico, la finalización del proyecto de los 14 ochomiles no tiene importancia real, más allá de la estrictamente personal, siendo éste además, un deseo que nunca me perteneció, y que ahora, una vez finalizado, no puedo acaparar como propio, sino dejarlo en la mochila de aquellos que realmente lo soñaron, más allá que yo mismo, con mayor fuerza y determinación.

Sería hipócrita por mi parte, aceptar un premio como mejor deportista, cuando yo me siento tan lejos de esa "otra realidad" y habiendo rechazado antes, otros por el mismo motivo. Incluso, siendo sincero, a mis años, muchos ya, no me sentiría cómodo (miedo escénico además, ahora tan en boga) recogiendo una distinción que creo debe incentivar a la gente joven que lucha y se sacrifica cada día por sobresalir en el complejo mundo de la competición deportiva. Confieso que me resultaría muy falso acaparar y recibir aplausos que creo, sinceramente, no me corresponden.

Reitero mi sincero agradecimiento y espero que mis motivos sean comprendidos lejos de generar polémicas y/o malas interpretaciones que no existen, pues mi intención es pasar lo más desapercibido posible, aunque en ocasiones resulte difícil al encontrarme en un complejo equilibrio entre ello y la descortesía.

Mis mejores deseos para todos los deportistas asturianos que luchan y pelean día a día por mejorar sus prestaciones, pues la recompensa no está en la marca ni en el podio sino en ese sacrificio y esfuerzo en sí mismos.