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Periodista de "El Mundo"

La casa de nuestras galaxias

La Tercera es poco, la Segunda B está bien, la Segunda vuelve a ser poco...

Vale que haya una orquesta en la grada tocando La Guerra de las Galaxias. Vale que a los periodistas nos pongan una pulsera en este parque temático del fútbol. Vale que la tele que enseñe al mundo esta locura azul sea de pago. Y vale que hasta el equipo tenga un vestuario movedizo de arenas por venir si vienen mal dadas. Vale que esto es ser profesionales. Vale que esto es Segunda. La Segunda moderna. Pero no hacía falta tanto. Ya lo sabíamos. Ya nos sonaba.

Ayer había en el Tartiere una pulsión de lugar conocido, un vahído de regreso, un olor a casa reabierta. Sólo los niños eran nuevos, y nosotros parecíamos niños, niños grandes rescatados del exilio. Por eso volver nos sentó tan bien. Y a la Segunda que volvamos.

Cuando Mediapro repase sus imágenes y mida los sonidos del Tartiere tendrá que repetir el vídeo promocional de esta Segunda de Primera e incluir los planos que le faltan si no quiere quedarse plana.

Porque al asombro de los datos que nos dejan con los ojos boquiabiertos o del paisano que vino ayer de Singapur con una bufanda llena de letras en las que sólo se entendía el escudo y volvió para Asia nada más acabarse la cosa, se une el juego. Liga de Juego Profesional.

Si Egea se lo cree, El Real Oviedo habrá vuelto a casa, al hall de este hogar que tiene un pasillo que acaba en Primera, con el fútbol que merece la gente. El de ayer. Juégame despacio que tengo prisa, bendita paciencia de fútbol. Ayer hubo en una hora y media más fútbol que en 12 años de intentonas, porque robarle el balón a un rival que vive de él es una bandera. A ver si dura cuando el viento sople fuera.

Y del prao para arriba, para la grada, la tele y las pulseras, más. Es la casa de nuestras galaxias.

Ya saben, la Tercera es poco. La Segunda B está bien. La Segunda vuelve a ser poco.

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