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La fiebre amarilla casi toma el Calderón

No mereció el Sporting la puñalada trapera que recibió en el Calderón pasado el minuto 92. El enésimo balón bombeado sobre el área de Cuéllar fue ganado por Godín, en plena "fórmula Alexanco", que dejó para que apareciera un agudo Griezmann y batiera a un impecable Cuéllar. El Sporting estaba a poco más de un minuto y medio de firmar la hazaña más importante desde su regreso a Primera. Le faltó esa pizca de buena suerte que se había merecido después de varias circunstancias desfavorables.

Porque el partido no comenzó bien para los intereses de la fiebre amarilla, que eso fue ayer la chavalería de Abelardo. Antes de la media hora se habían ido lesionado Sergio Álvarez y Guerrero, sustituidos por Nacho Cases y Carlos Castro. Y en los dos primeros minutos el Sporting había dispuesto de dos enormes oportunidades de gol, mal resueltas ambas: la primera, con un tiro muy cruzado de Jony, que no vio el centro a Guerrero o a Halilovic, y la segunda con un remate alto de Guerrero.

A partir de esos momentos el equipo aguantó con orden a un Atlético acelerado y angustiado porque se sabe obligado a ganar cada partido para no alejarse demasiado del implacable Barcelona. Las dos lesiones tan seguidas parecieron dejar al Sporting aturdido, pero reaccionó al minuto 36 de juego, cuando en jugada que se intuye estudiada Jony se coló por su banda, la izquierda, y cedió atrás a la perla croata, que remató con menos fuerza y colocación que en acción similar ante el Málaga, pero que obligó a Oblak a hacer el primer paradón de la noche. El segundo fue ya en el minuto 21 de la segunda parte, a tirazo a la escuadra de Jony.

El Sporting llegó al descanso apurado por el empuje atlético, pero sin haber sufrido demasiados sustos. Los de Simeone no viven sus mejores días de juego y remate, aunque mantienen su habitual dureza, a veces violencia, y su eterna presión sobre el árbitro de turno. En la segunda parte el Sporting se libró de aquel dominio continuo del rival, aunque éste tuvo a los 19 minutos dos oportunidades consecutivas, resueltas por Cuéllar con dos excelentes paradas. Aquellos fueron los dos primeros grandes sustos del partido para un Sporting que mantuvo el orden y el control de la ofensiva local, aunque fue perdiendo capacidad de llegada según avanzaba el partido, y más tras el relevo de Halilovic, que significó el definitivo toque de corneta para la ofensiva final.

Cuando parecía que la fiebre amarilla había tomado el Calderón llegó el gol del ilustre francés, que provocó el delirio de un Simeone que ya no esperaba el milagro. El Sporting, aseado siempre en defensa, fue pillado con sólo tres hombres en la zona central del área, ventaja que aprovechó la altura de Godín y la capacidad de Griezmann.

El Sporting regresa de Madrid sin puntos, pero con la cabeza alta, muy alta. Siempre supo frenar al tercero de la Liga y lo amenazó con dos oportunidades resueltas por ese porterazo, Oblak, que tienen los madrileños. El equipo sale derrotado del Calderón, pero sale crecido para afrontar las jornadas que llegarán después del parón que se abre ahora para que actúen las selecciones, en las que van a estar presentes cuatro jugadores rojiblancos.

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