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Mario Antuña

Siempre hacia adelante

Mario Antuña

¡Meigas fóra!

La esquiva fortuna, el fichaje de Ndi y la buena actitud del Sporting fuera de casa

"Habelas, hailas...". Lo saben bien los gallegos y lo sufrieron los sportinguistas la noche del sábado. Las meigas hicieron de las suyas en Balaídos. Repartieron maldades, pero se cebaron con el Sporting. El Celta recibió el gol del empate en un error de su portero. Y se llevó la victoria en una carambola de billar de Cuéllar en un despeje con su pierna mala ante Nolito. Las meigas, siempre dispuestas a hacer el mal, prefirieron que los asturianos se fueran de Vigo derrotados y con una de esas victorias morales que cimentan tantos descensos.

Sin la intervención de las Meigas, el Sporting hubiera puntuado ante el Celta. Llámenlo como quieran, pero le falta esa pizca de fortuna que propició las derrotas ante el Atlético de Madrid o el Valencia en el último suspiro. Ante el cuarto clasificado, el quinto por la cola ofreció su mejor versión. Los sportinguistas tenían el partido para ganarlo o, al menos, defender el meritorio empate sin demasiados agobios. Ndi es el fichaje de invierno que aporta alternativas en ataque, defiende la pelota hasta la falta, juega de espaldas y sustenta el centro del campo. No es poca faena en un solo jugador, muy aprovechable si en verdad ha abandonado su versión díscola, porque arrepentidos los quiere El Molinón. Por contra, Sanabria ha ido de más a casi nada. Habrá que ver si es producto de la inactividad o de un peligroso acomodamiento.

Al Sporting le falta un poco de todo, pero no se le puede negar el mérito de estar en Primera, fuera de los puestos de descenso tras tres derrotas consecutivas y plantando cara. Entre la Mareona, a la que desairó la directiva del Celta y llevó al señor Quini a ver el partido desde un bar con los aficionados, comienzan a cundir los nervios que dan paso a la crítica, a veces excesivamente ácida. No se debe caer en la autocomplacencia y la resignación, pero sería injusto e imprudente arrojar a este equipo a la hoguera como si fuesen bruxas malas. La pregunta a la gallega que cabe formularse es: ¿por qué el Sporting no es capaz de afrontar los partidos de El Molinón con la brillantez, solidez, empuje y descaro de Balaídos o El Calderón? En la respuesta y en la resolución del enigma estarán buena parte de las posibilidades de la permanencia.

Las meigas, siempre dedicadas a hacer el mal, se portaron con el Celta como bruxas, siempre bondadosas y buenas. El segundo gol gallego fue cruel y doloroso, como la aparición repentina e inesperada de la Santa Compaña. Y para más inri, en el estadio no estaba la Mareona dispuesta a pronunciar el conjuro: ¡Meigas fóra, meigas fóra!

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