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Ronaldo, un problema para el Madrid

Sobre la decreciente aportación del delantero portugués a su equipo

No es de extrañar que Cristiano Ronaldo no tenga nada claro que el Madrid será su último equipo. Las palabras del portugués el pasado lunes señalando sobre su futuro que después de los dos años de contrato que tiene con el club blanco ya se verá lo que ocurre con su carrera chocan de frente con lo que dijo hace tres años cuando firmó la renovación por cinco temporadas. Entonces, no veía más horizonte que el blanco y no parecía la suya, la de que "aquí me retiraré", o la variante no tan finalista de que "este es el equipo de mi vida", la típica frase de compromiso que tanto se ha popularizado en los últimos tiempos en la presentación de cualquier jugador en cualquier equipo.

Como Benítez, Cristiano Ronaldo se está convirtiendo más en problema que solución. Ha pasado de ser el futbolista que se echaba al hombro el equipo, o en el que al menos podían confiar sus compañeros para tratar de resolver un resultado cuando las cosas estaban feas o atascadas, a ser un modelo de desesperación por su constante desacierto, sobre todo en las citas trascendentales. Cuanto más pasa el tiempo más crece su figura por ser el autor de tantos y tantos goles inútiles, de esos que suman para un palmarés particular, y para que los promedios sean espectaculares, pero que no significan nada a fin de cuentas para un equipo mas que la anécdota de una paliza de consideración en el marcador.

Está muy bien hartarse a meter goles al Espanyol, al Malmoe y compañía, pero rechina mucho que el portugués no sea capaz de hacerle uno al Granada, justo en un partido, el del pasado domingo, que suponía de nuevo mucho para el futuro inmediato del Madrid en la Liga, y el de Los Cármenes no dejó de ser el enésimo capítulo de la decreciente aportación del delantero a su equipo. Además de su declive personal las señales que le llegan del entrenador no son nada halagüeñas. Zidane manifiesta que quiere un equipo dominador, un equipo que sea capaz de atornillar al rival en su propio campo. La reducción de espacios que esto supone juega en contra de Ronaldo, que tiene en la velocidad a una de sus armas más poderosas y llamativas.

Al juntarse las líneas, Ronaldo no puede explotar sus fantásticas cualidades físicas, y hasta ya es posible verle perder sprints, algo inimaginable todavía hace poco, pero es que los años pasan para todos, hasta para un fenómeno de la naturaleza como él. Por si fuese poco el portugués siembra también la desazón no sólo entre sus seguidores sino también en la directiva del Madrid por sus constantes viajes a Marruecos y el progresivo incremento de su actividad empresarial, lo que parece indicar que su cabeza ya no está sólo en el fútbol. Todo ello abona la sensación de que hasta puede que ni siquiera se cumplan esos dos años de contrato, que habría una salida pactada a final incluso de esta temporada.

En la cúpula madridista tienen claro que Ronaldo no volverá a ser lo que fue, por mucho que aún pueda dar tardes de gloria, porque el gol no deja de ser un lance a veces en el que se necesita poco para hacerlo, y los éxitos y hasta los títulos llegan en ocasiones por aciertos aislados, sin que los proporcione un trabajo continuado, y como muestra de lo que piensan del rendimiento del portugués vale la decidida apuesta por Bale como próxima figura que tire del carro. Otra cosa es que esa visión sea acertada. Desde luego, por cómo gobiernan el club los directivos madridistas la desconfianza en sus decisiones está al máximo nivel de alerta.

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