De los cuatro goles del partido, el mejor fue probablemente el tercero, con el que el Sporting se ponía en ventaja por 2-1, pues fue tan bueno de concepción como de ejecución. Se inició con una perfecta apertura de Halilovic a Jony, que, con toda la banda izquierda libre por delante, no tuvo problema para ganar en seguida la línea de fondo. Lo fácil para él habría sido centrar, pero en el área sólo había un rojiblanco, precisamente Halilovic, rodeado de cinco o seis rayistas. Centrar habría supuesto, casi seguro, regalar el balón al contrario. Jony optó por arriesgar para conseguir más. Esperó la llegada de Quini y se lo quitó de encima con un regate hacia atrás. Dio así tiempo a que Halilovic, ya bien situado en el área, entrara en escena. El croata lo hizo de forma impecable, cruzándose hacia el primer palo, por detrás de los centrales. Y allí le envió Jony un balón tan preciso como difícil de controlar. Halilovic, sin embargo, fue capaz de hacerlo. Se cayó al suelo en el intento, pero, con el balón tan pegado a las botas que tuvo tiempo a golpearlo antes de que llegara el portero. Y su anticipación resultó ganadora. Con el balón dentro de la portería vallecana, Halilovic se levantó para correr hacia el córner y escanciar un culín. No era para menos.
