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Una línea perdida

Era un partido importante el del Espanyol, por aquello de jugar contra un equipo que se encuentra en la tabla en una situación parecida. El Sporting empezó bien y, de dos ocasiones, una acabó en gol. Sin embargo, los catalanes creaban ocasiones, hasta que llegó el empate. Este gol dejó tocado al equipo y el descanso, que al menos debería servir para tranquilizar los ánimos, solo sirvió para que, a los 10 minutos, el Espanyol ya llevase otros dos goles, gracias a dos regalos defensivos. Si bien el Sporting acortó distancias con un gran centro de Jony muy bien rematado por Castro, en otra jugada, por la banda izquierda, el balón tocó en Luis Hernández que desvió la trayectoria y Cuéllar nada pudo hacer.

El Sporting tiró dos tiros al larguero y pudo al menos empatar, pero no tenía su día. En los últimos minutos, con uno menos y con un 2-4, el equipo acabó tocado. El problema principal que veo es la falta de concentración y, sobre todo, la forma de atacar y defender. Sólo cuando el equipo juega unido y presiona de verdad, consigue sacar los partidos adelante. Si se limita a ver tocar al rival y pierde el balón arriba, sin bajar rápido, pasa lo del sábado. Fue similar a lo visto ante Rayo y Getafe. El ejemplo contrario estuvo ante la Real.

Por último, comentar la lamentable actuación arbitral que perjudicó al Sporting todo lo que pudo y, además, sacándole un montón de tarjetas a un equipo que no da una patada a nadie.

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