La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De cabeza

Así

Si el Oviedo llega a buen puerto, que sea por haberlo pasado bien

Tras finalizar el partido contra el Atlético de Madrid, Zinedine Zidane afirmó que "perder el derbi así es una mierda". Lo malo para el francés ya no es perder o que sea "una mierda". Lo malo es que haya sido "así". Las formas siempre son importantes. No le falta razón al técnico blanco. Si el Madrid, a pesar de perder, hubiera desplegado un juego brillante y hubiera generado múltiples ocasiones, la cosa sería diferente. Diga lo que diga la cofradía del resultadismo, perder de manera mísera, rácana, es perder dos veces: contra tu rival y contra ti mismo. Cuando ganas, la cosa parece cambiar: como dice el bueno de José Francisco, mi querido compañero de asiento en el Tartiere, "en la rula no preguntan, apuntan". Pero qué pasaría con nosotros si no nos hiciéramos preguntas: la vida sería un guión escrito sin ningún tipo de revisiones ni reescrituras.

El adverbio "así" en boca de Zidane subraya las causas por las que fue tan importante como jugador. Se sabe y se asume, hoy más que nunca, que el fin justifica los medios. Las circunstancias y los tiempos actuales exigen ser prácticos. Retóricas, las justas. Simeone lo tiene muy claro. Nuestro míster Egea lo dice a su manera: el fútbol es ganar. O como decía un mito del fútbol y del oviedismo, Luis Aragonés: y ganar y ganar y volver a ganar...

Que nadie crea que soy tan ingenuo o tan bobo como para no importarme que mi equipo gane. Pero un poco de azúcar siempre endulza el almuerzo.

Las victorias del Oviedo en esta temporada han sido todas, y creo que sin excepción, muy trabajadas. Eso da idea de la igualdad de la categoría. La conseguida contra el Elche, a pesar del resultado, no lo fue menos. Hay un dato esclarecedor: los tres goles cayeron a partir del minuto setenta y seis. Sin embargo, por debajo de las protestas al árbitro, los jugadores azules se retiraron entre aplausos al vestuario al acabar la primera parte. ¿Qué había tenido de especial el cero a cero de los primeros cuarenta y cinco minutos?

El juego realizado, el modo, el "así" de Zidane. Posiblemente, el pasado domingo hayamos visto uno de los partidos más brillantes en el estadio ovetense. Con cada jugador muy metido en su papel (esto ya no es nuevo), haciendo disfrutar a la pelota, bajándola a un césped inmaculado pese al agua caída. La armonía llena los ojos y llena los oídos. Si el juego fluye, puedes acabar olvidando la ansiedad propia del resultado. Y es que si el fútbol no fuese un juego, una diversión en la que importa gozar del momento, todo sería demasiado grave, demasiado trágico. Vivamos el día a día, no nos agobiemos con cuentos de la lechera y con ambiciones proyectadas hacia el futuro. Si llegamos a buen puerto, que sea por haberlo pasado bien. También por haber sufrido, sí. Pero que el sufrimiento sea una consecuencia, nunca una causa.

Compartir el artículo

stats