32.869, ese es el número. O 4.696, este también. O, por qué no, el 1.080. También vale. Son los días, las semanas o los meses que han transcurrido desde la fecha de nacimiento de nuestro querido Real Oviedo hasta el día en la que escribo estas líneas.

¡Noventa años! Se dice pronto. Son treinta y dos mil ochocientos sesenta y nueve días y estoy seguro de que -o como diría mi padre, "tengo el recibu en bolsu"- no ha pasado ni uno solo en el que al menos una persona no haya experimentado un sentimiento hacia nuestro club. Sentimientos de alegría, de tristeza, de rabia, de emoción, de impotencia. SENTIMIENTOS con mayúsculas. Son muchas generaciones, familias, padres, madres, hijos, hijas, abuelas, abuelos con un vehículo transversal común a todos ellos. Su equipo de fútbol. Su Real Oviedo.

A mi generación la llamo la generación W por sus dientes de sierra. Porque hemos vivido unas cotas altas (UEFA, allá por el 1992), posteriormente caímos a los infiernos de los barrizales, retornamos a Segunda B para luego volver a caer en el segundo suelo de la W a Tercera, y desde ahí comenzar el camino ascendente. Mucho se ha peleado, muchas horas de trabajo, ideas, propuestas; muchos hombros arrimados de muchas personas, unas más públicas y otras más anónimas pero todas ellas con un objetivo común: comenzar a ver al Real Oviedo escalar la parte derecha de esa W mágica.

Después de tanto pelear, de tanto padecer, de tantas injusticias futboleras, políticas, sociales, nos hemos hecho fuertes, muy fuertes, y todas y cada una de los oviedistas que hemos empujado este carro azul durante la gran depresión de ésta última década no vamos a permitir que ninguna turbulencia temporal nos aparte del camino hacia nuestro objetivo: continuar con el camino ascendente.

Y ¿sabéis que es lo mejor? Que no estamos solos. Representantes de todo el mundo futbolero se han sumado para escalarla junto a nosotros haciendo del futuro azul un reto global. Y además todo ello con una guinda. Que el gusanillo azul haya picado a Carlos Slim y Arturo Elías y que sean ellos los que dirijan la nave y esa remontada sin límites es un orgullo y una garantía de éxito.

Feliz nonagésimo aniversario y lo dicho, que turbulencias temporales no nos separen ni un ápice del objetivo: escalar por la parte derecha de esa W mágica.

¡Hala Oviedo! ¡Puxa Uviéu! ¡We are Oviedo!