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La BBC canta victoria

El Real Madrid estropea la fiesta azulgrana con la aparición de su tridente ofensivo

Todo parecía encaminado a un gran día del barcelonismo, desde la solemnidad del homenaje a uno de los mayores nombres de su historia a la posibilidad de que el entrenador azulgrana cantara los 40 (partidos sin perder, se entiende). Pero contra todo pronóstico, el Madrid se negó a asumir el papel de víctima. Y estropeó la fiesta azulgrana. Florentino Pérez, responsable muy visible para lo bueno y para lo malo del club madrileño, tuvo al fin una satisfacción a la altura de sus empecinadas apuestas y pudo vivir en directo el relato de una gran victoria a cargo de su particular y carísima BBC. Para mayor satisfacción, lo hizo rodeado de siete presidentes barcelonistas. El tiempo dirá si la victoria madridista desborda el ámbito de lo anecdótico para adquirir trascendencia. Es poco probable que altere el desenlace de la Liga, que todo el mundo daba por cantado, pero abre una ventana de optimismo al madridismo, en la medida que confirma la capacidad de su nuevo entrenador y lo refuerza, y con él al equipo, ante su inminente reto europeo.

Zidane, primer gran éxito

Para Zidane, que ya empezaba a ser cuestionado, el triunfo en el Camp Nou es su primer gran éxito. Y un éxito reconocible. El entrenador madridista parece haber dado con la solución al problema del Madrid en el centro del campo, con la inclusión de Casemiro. No es poca cosa demostrarlo ante un rival como el Barcelona, que cuenta con un Messi incontrolable de puro impredecible. Pero Messi ayer apenas entró en el partido. Se echó atrás, como últimamente hace siempre, pero cuando quiso penetrar o filtrar pases no encontró huecos; ni siquiera rendijas. Sólo en una ocasión pudo exhibir su genialidad, pero entonces Keylor Navas estuvo a su altura para llegar con la punta de los dedos a un balón envenenado. Y con Messi bajo control, el Barcelona es más asequible. Para un equipo con el potencial del Madrid, claro.

Un gran final

El potencial madridista se vio, sobre todo, en la fase final del partido. Si durante un duro primer tiempo el Madrid apenas se había centrado sobre todo en obstruir el juego barcelonista, luego pasó a tener réplica y, finalmente, a imponer su contragolpe, tal vez su cualidad más acreditada. Lo más notable fue cómo se lo impuso al rival después de haber quedado con un hombre menos, por la expulsión de Sergio Ramos. En esos minutos finales, los decisivos, el Madrid volaba mientras el Barcelona boqueaba, falto de oxígeno. O tal vez de ideas.

Piqué habla con gol

Acostumbrado a ejercer el protagonismo fuera del campo, Piqué se reservó esta vez para ejercerlo sobre el terreno. Su cénit lo alcanzó en el minuto 9 del segundo tiempo, cuando, en el tercer córner consecutivo lanzado por el Barcelona, ganó a Pepe una de esas feroces luchas por la posición que se libran en el área pequeña y luego conectó un cabezazo magnífico. El gol parecía que iba a abrir de par en par las puertas a una victoria azulgrana, pero lo que ocurrió fue justamente lo contrario.

La bbc responde

La respuesta del Madrid al gol azulgrana fue tan inmediata como contundente. Siete minutos después un contragolpe llevado por el versátil Marcelo, con apertura a Kroos, daba ocasión a Benzema de conseguir un remate tan espectacular como imparable. La BBC comenzaba a mostrar sus credenciales. Lo haría de forma decididamente manifiesta en los minutos finales, ya con Benzema en el banquillo. Un poderoso Bale no se vino abajo cuando el árbitro le negó un gol legal. Fue él quien prolongó una poderosa subida de Carvajal con un centro que Cristiano Ronaldo controló con el pecho al segundo palo para fulminar a Bravo con un remate por bajo. Ronaldo pudo hacer entonces ese desplante que se ha inventado para celebrar sus goles. Por fin era importante en un partido grande. Pero para más de un aficionado, tan significativo o más que ese gol habría sido el quite que en esa misma portería había hecho en el primer tiempo, cuando, bajando a defender, había tapado una colada de Jordi Alba.

Hernández y Hernández

Raro es un partido entre el Barcelona y el Madrid que no deje una actuación del árbitro como pasto de polémica. Esta vez la polémica tendrá poco recorrido. Hernández Hernández, debutante en un clásico, repartió sus equivocaciones más graves. En el primer tiempo no vio falta en un claro derribo de Ramos a Messi en el borde del área azulgrana. Y en la segunda parte anuló sin motivo un gol a Bale, que superó claramente en el salto a Jordi Alba para cabecear a la red. Si se hace balance, el Madrid fue más perjudicado. Como ganó, los errores se anotarán a beneficio de inventario.

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