Podría haber sido el presagio cantado por un cuponero por las inmediaciones del Ciudad de Valencia: "¡Iguales para hoy, iguales para hoy!". Una premonición del partido disputado por Levante y Sporting, jugándose la permanencia a cara de perro como iguales, a orillas del Mediterráneo con un chaparrón del Cantábrico. El empate a cero goles fue la consecuencia de repetir hasta hacer tablas los fallos, los desaciertos y los infortunios.
El resultado final deja para los sportinguistas la misma ilusión que un cupón a su comprador, tal como reza la publicidad, al menos hasta el sorteo que desemboca en la fortuna o el desencanto. No fue el marcador deseado, sino el menos malo. "Esto no vale para nada", afirmaba un aficionado ante el televisor con decepción. Error. Punto es punto, se suma, se gana un puesto y se queda a uno de la salvación o a dos si te la juegas con el Granada. Mejor ganar, por supuesto, pero la esperanza permanece viva, velada como el fuego por el equipo en el campo con su entrega, disputa y juego. Falta el acierto. ¡Dios!, si hubieran entrado las oportunidades de los jugadores del Sporting. ¡Ay!, si hubieran acertado los del Levante.
Con tanta igualdad, el empate no dejó mal sabor. Incluso transcurrida la segunda parte se dio por bueno. O eso pareció. Los signos del manual futbolístico lo demostraron. Minuto 33, Sanabria abandona el campo, lo recorre casi de banda a banda con parsimonia. Pasito a pasito. Nadie le apura. Hasta se detiene a para saludar al árbitro camino de la banda, donde le espera Carlos Castro para el relevo. Minutos después, Jony corre la banda lanzando un contraataque. La hinchada televisiva le anima, pero se frena, se da media vuelta y mira al centro del campo en busca de compañeros a los que pasar la pelota. Para algunos fue falta de ambición o cansancio. Para otros aprender a "gestionar" un resultado sin arriesgar. Aún no tengo claro si es bueno "gestionar" un empate o arriesgar en busca de la victoria. Imagino que la respuesta se encuentra en el resultado del partido y en tus necesidades.
No da igual ganar que perder. Y en la igualdad se encuentra el empate. Pero los pasos cortos para alcanzar metas difíciles pueden ser insuficientes. Por eso hay que sumar a la inglesa, empate fuera y victoria en casa. Toca ganar al Celta en El Molinón. Esta es la ilusión. ¿Iguales en todo? No. El Sporting y los sportinguistas tenemos una mayor esperanza.
