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Casemiro, medida del descontrol blanco

Sobre el papel del brasileño en el Madrid de Zidane

Que Casemiro se haya convertido en una pieza clave demuestra bien a las claras cómo está el equipo blanco. Un jugador de segundo nivel, en el mejor de los casos, aupado por el entrenador a la consideración de elemento fundamental para dotar de equilibrio al conjunto. Casemiro viene a ser como el tuerto en el país de los ciegos. Es el único jugador que defiende en un equipo que parece tener a gala no defender. No lo hacen ninguno de los delanteros, no lo hace ninguno de los centrocampistas denominados de postín, o fichados a golpe de talonario, tipo Modric, Kroos, James o Isco, y por no hacer ni lo hacen siquiera los que parten de defensas en ciertos casos como Marcelo y Danilo.

Con el descontrol que caracteriza al equipo blanco no es de extrañar que haya quien eleve a Casemiro a la categoría de jugador imprescindible, cuando es evidente que el brasileño está muy lejos de tener las capacidades técnicas y tácticas de un equipo de exigencia máxima como el Madrid. Que Casemiro es muy voluntarioso y muy entregado, sin duda, pero faltaría más, porque a ver si no de qué se iba a sostener en un equipo plagado de figuras con unas condiciones técnicas extraordinarias (otra cosa es que se organicen para jugar bien juntos, que no lo hacen).

El brasileño es uno de esos jugadores que tiene confianza ciega en sí mismo, de esos jugadores hechos a sí mismos que tratan de superar sus enormes limitaciones con un empeño sin límites, pero al que si examinas su juego te quedas pensando cuál es su aportación más allá de cortar algún balón, porque estaría bueno que ni eso hiciese. Pero el Madrid de Casemiro no ha mejorado sustancialmente al Madrid que no contaba con él en sus filas, y ahí está la prueba más reciente de que cómo se las gastan los blancos, precisamente por su falta de equilibrio. Capaz de ganar en el Camp Nou, a un Barcelona de lo más descafeinado, dicho sea de paso, y de perder ante el Wolfsburgo, que tiene mucho menos fútbol que el peor Barcelona que uno pueda imaginar. En ambos casos estaba Casemiro. Si fuese tan importante como quieren ver algunos, empezando por el propio Zidane, más se notaría su presencia, pero es que además Casemiro no tiene ninguna salida de balón ni presencia y calidad para dotar de orden al equipo.

El brasileño es como un poste, un obstaculizador del contrario, que por tanto está muy lejos de ser un Xabi Alonso, la última gran referencia defensiva del Madrid, o un Busquets en el Barcelona, jugadores capaces de echarse un equipo a la espalda, de mandar, templar y regular. Encima no vende camisetas, habrá quien diga en el Madrid.

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