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Alberto Menéndez

El Oviedo debe dar más de sí

Los azules necesitan más continuidad y compatibilizar clase con garra

Objetivo cumplido. El Oviedo se llevó los tres puntos. Tras el revés de Bilbao era la única manera que tenía el equipo de recuperar la moral. Sobre todo, porque la imagen dada en San Mamés no fue la de un conjunto con aspiraciones, la de una club que se postula como gran candidato a ascender a la categoría de oro del fútbol español.

Pero una cosa es que el Oviedo haya ganado y otra muy distinta es que haya jugado bien. Ante el Numancia no lo hizo. Sobre todo en el primer tiempo. Y si a alguien debe agradecer el equipo azul el triunfo es a su portero. Miño le salvó con dos grandes intervenciones cuando el tanto visitante ya se cantaba en las gradas. Sin embargo, el meta visitante, Juan Pablo, apenas tuvo trabajo a lo largo de los 90 minutos.

Cierto es que la Segunda División de esta temporada está muy igualada. Pero por eso, precisamente, es por lo que a un equipo con aspiraciones, con una plantilla como la del Oviedo, se le debe exigir más regularidad. La tuvo a lo largo de muchas jornadas, como lo dejó patente durante los doce partidos que permaneció sin perder en los tiempos de Sergio Egea. Pero, inexplicablemente, en los últimos tiempos no es así. Es como si los jugadores hubieran perdido la confianza, como si ya no creyeran, como antes, en sus posibilidades.

Por supuesto que lo más importante en estos momentos, en la última fase de la competición, es ganar los partidos, aunque sea por la mínima y sin grandes alardes, como sucedió ayer ante el Numancia. Pero para evitar desilusiones como la del Athletic B es indispensable que el equipo dé más de sí, que dé muestras permanentes de consistencia, sin lagunas.

El Oviedo tiene jugadores de calidad para ofrecer una imagen muy distinta que la que dio ayer durante demasiados minutos. Para demostrarlo sólo hay que fijarse en el gol azul. Una jugada trenzada, con un quiebro y un pase de alta gama de Míchel y un remate impecable de Toché. Lo que precisa el equipo es dar continuidad a este tipo de acciones. Y, además, saber compatibilizar la clase con la garra. Que el Numancia no pudiera o supiera sacar rentabilidad a sus grandes oportunidades es algo que no debe pasar desapercibido. Más bien todo lo contrario. El ejemplo del Valladolid está ahí: tuvieron ocasiones claras de gol, pero a diferencia de los sorianos las aprovecharon.

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