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El observatorio

Un tremendo detalle

El Celta decidió con un acierto clave un partido intenso cuando el Sporting empezaba a encontrar el antídoto contra Orellana

Dos equipos con aspiraciones muy diferentes cruzaban sus caminos al mediodía de ayer en El Molinón. El partido sirvió para que el Celta confirmase las suyas, en tanto que las del Sporting se ponían más en entredicho de lo que ya estaban antes. Y aunque nada queda como definitivo, es evidente que, tras el 0-1, los vigueses están más cerca de volver a Europa por la puerta grande y los gijoneses, de regresar al exilio. A falta de seis jornadas de campeonato, nada es definitivo, sin embargo. Ni siquiera para el Sporting, al que, pese a salir malparado por el resultado, la intensidad con que buscó sus opciones le redime al menos de la condena moral y le hace acreedor, todavía, de un margen de confianza.

Por detalles

Decir que muchos partidos se deciden por detalles puede sonar a banalidad, pero eso no implica que no sea cierto. En el de ayer, sin ir más lejos, ocurrió algo así. Desde luego, por el gol que decidió el partido. Al margen de que a la defensa gijonesa le faltara decisión en esa jugada, todo pudo haber cambiado si Nolito hubiera estado diez centímetros más adelantado en el momento en que el pase de Orellana salía en su búsqueda. Por ese poco se libró del fuera de juego. Por no mucho más un defensa del Celta evitó en el minuto 27 que un centro de Jony terminara en gol, al despejar bajo la portería un balón que había quedado al alcance de Pablo Pérez. Y en los estertores del partido un saque de banda de Luis Hernández estuvo a punto de terminar en la red después de que Isma López tocara el balón en el primer palo.

Y por juego

Pero si lo anterior es cierto, no menos lo es que el Celta puso más fútbol, en la medida en que su equipo actual es superior al de su contrincante de ayer. Fuerte físicamente, más compensado de que lo que se dice y con un notable potencial atacante, perdió pocas veces el control del juego y, sobre todo, creó más ocasiones de gol, que son, a fin de cuentas, el medidor de la eficacia de un equipo.

Orellana, clave

En esa superioridad cualtitativa de los vigueses la clave estuvo, sin duda, en Orellana. Si para cualquier equipo es un desideratum encontrar un jugador que sepa jugar entre líneas, el Celta tiene resuelto ese problema con Orellana. Lo primero, y más difícil, que hace falta para hacer esa función es encontrar un espacio que en teoría no existe porque el rival trata de negarlo por principio. Orellana supo hacerlo, sobre todo en el primer tiempo, en el que una y otra vez se hizo visible para sus compañeros entre las dos líneas de cuatro que el Sporting trataba de mantener próximas. Una y otra vez recibió el balón en soledad para jugarlo luego con habilidad e inteligencia. Lo curioso es que el Celta desniveló el partido a su favor justamente cuando el Sporting parecía estar en camino de encontrar un antídoto contra el que había sido su principal problema.

Sergio, líder

Para el Sporting el manejo que Orellana estaba haciendo del juego, se convirtió en el principal problema del partido. En cierto modo, lo resolvió en el segundo tiempo, gracias a un control más estricto y, sobre todo, al empuje de Sergio, que, una vez más, demostró que, además de capitán, es el líder de su equipo. Con el avilesino al mando, el Sporting recuperó por momentos el centro del campo y llegó incluso a tener cierta capacidad de despliegue. No tanto por la izquierda, donde Jony e Isma López encontraron menos huecos que otras veces, como por la derecha, en la que a Pablo Pérez solo le faltó acertar en el último pase para completar una labor muy meritoria.

¿Y Halilovic?

Como viene siendo habitual desde hace muchos partidos, Abelardo echó mano de Halilovic a la mitad del segundo tiempo y con el marcador en contra. El croata entró poco en juego. Dejó, como siempre, algún detalle. Y firmó uno de los escasos disparos a puerta del Sporting en todo el partido. Pero no fue trascendente. Halilovic, que al principio de la temporada había llegado como solución, se ha ido quedando en recurso. De lujo, pero recurso. Es de suponer que para él sea frustrante. Pero esa frustración se amplía al equipo. Cierto que Halilovic defiende poco o nada. Pero siempre quedará la duda de si su aportación al Sporting en una temporada que en principio es de paso para él, pudo ser más fructífera.

Meré, ese hallazgo

Ante uno de los mejores ataques de Primera Divisón, la defensa sportinguista, siempre respaldada por el resto del equipo, quedó a buena altura. Vranjes no se arrugó ante el serio problema de afrontar a Nolito. Luis Hernández mantuvo la sobria eficacia de siempre e Isma López estuvo a un nivel más que digno. Si alguien brilló especialmente, sin embargo, por calidad y por temperamento, fue Jorge Meré, de quien, a estas alturas, puede decirse que es el gran hallazgo del Sporting en esta temporada.

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