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Fondo Norte

Una mirada a los banquillos implicados

Parece claro que el rojiblanco es más sólido que los otros tres rivales para la permanencia

Hay que reconocer una vez más que la sabiduría futbolística de Luis Aragonés no tiene parangón. En lunes como éste, un lunes al sol aunque con viento abrileño fresco o frío, hay que recordar al "Sabio de Hortaleza" y su sentencia sobre la solución de los campeonatos: en los diez últimos partidos, decía. Pues quedan cinco para los tres de cabeza, metidos en un pañuelo, y para los cuatro de abajo, en la misma situación. No hay nada como ganar un partido, como el Rayo Vallecano al Villarreal, que le permite irse y por eso reducir a cuatro los aspirantes al descenso entre los que está, ay, el Sporting. O sea, la cuestión está entre Granada, Sporting, Levante y Getafe. Cinco partidos, quince puntos en juego.

En situaciones como la actual hay que echar la mirada a los banquillos, otra vez en el vértice de los análisis. Hay que mirar a Claudio Ranieri, el italiano trotamundos que fue llamado por un modesto equipo inglés. El modesto acaricia el título en la Premier en uno de los golpes futbolísticos más audaces de la historia. La imagen de Rainieri impávido cuando su equipo empataba el domingo su partido de casa con un penalti en el descuentos mientras al fondo las gradas enloquecían resume la necesidad de que en los banquillos de los equipos implicados en títulos o permanencias estén ocupados por gentes serenas.

Rainieri es el ejemplo de que los entrenadores veteranos tienen siempre un hueco que en España no se les abre. Los entrenadores en este país salen del mercado con una facilidad pasmosa. Hay que abrir camino, se dice, a los más jóvenes que llegan con ideas nuevas y con ganas de comerse el mundo. No siempre son la solución, como nos demuestra la realidad.

Si el Sporting se juega la vida en cinco partidos ante tres rivales habrá que poner la mirada sobre los entrenadores de esos equipos. Pues bien, con el debido respeto que merecen todos los profesionales, damas y caballeros, señoras y señores diputados, habrá que convenir que José González, del Granada; Esnáider, del Getafe, y Rubí, del Levante, están un escalón por debajo del gran timonel rojiblanco. Es un dato a tener en cuenta en días como este; por cierto, martes, aunque esto siga sin ser Bélgica.

De la buena mano del gran timonel dependerá en gran medida el futuro inmediato de este Sporting que se resiste a irse de nuevo al pozo de la Segunda. Los jugadores tienen un papel crucial en este final de Liga, como tuvieron hace un año cuando hicieron un final de temporada espléndido, culminado con la fiesta de Sevilla y su continuación por las calles de Gijón. Los jugadores sin duda querrán repetir la fiesta que vivieron y que tanta felicidad ofreció al mundo rojiblanco, que se pregunta ahora cuántas oportunidades se han perdido de asegurar la continuidad en Primera. La más cercana, quizá, la del sábado en Las Palmas de Gran Canaria, donde el primer tiempo fue de lo más flojo de la temporada. Ahora, mañana, llega un Sevilla posferia y poseliminatoria europea triunfal ante el Athletic Bilbao. La victoria es el único resultado que abrirá el camino hacia una permanencia que sigue siendo posible. Mañana de ninguna manera se podrá regalar medio partido.

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