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Fondo Norte

Una impagable lección de abnegación

El Atlético de Madrid, salvando las distancias, le marca el camino al Sporting para la tarde de Getafe

"Vaya partido el de anoche", comentó de pasada Ricardo Menéndez Salmón, la mejor pluma del Miño al Bidasoa, del Nalón al Guadalquivir, mientras cruzaba una puerta de cristal, hablaba por teléfono y conducía con mano sabia el carrito del bebé. Una frase que resumía lo sucedido en Munich, en la tercera semifinal consecutiva en la que fracasa Pep Chanel Guardiola, que no escondió, por doble motivo, su deseo de que el Manchester City haya eliminado al Real Madrid. Por razones de cierre de edición, estas humildes líneas están escritas antes de que Pellegrini haya pisado no tan lindo pie sino la banda del Bernabéu.

El Atlético de Simeone se ha convertido gracias al partido de la noche del martes en el equipo de moda. Más de seis millones de españoles vieron por la tele el partido en el que los atléticos se han clasificado para su segunda final europea en dos años, pero da la impresión de que lo ha visto toda España. El partido habrá servido para quienes han puesto en el punto de mira a Xavi por criticar el juego de los rojiblancos hayan apretado los gatillos. Verbales, se entiende. El gran jugador se excedió en su desprecio al Atlético. No hay que despreciar a nadie, y menos para elogiar a otros. Xavi, que se mostró orgulloso, tras caer en una eliminatoria europea ante el Bayern de Munich por cero a siete, de haber tenido más posesión de balón se habrá llevado un buen disgusto con la eliminación del equipo de su maestro Guardiola.

La realidad es que el Atlético, que sólo cometió el pecado de permitir el golpe de estrellita de Torres cuando quiso lanzar un penalti crucial que falló, fue un ejemplo de abnegación. Su lección de esta virtud ha sido impagable. Una lección que ha de haber aprendido el Sporting para el partido del domingo ante el Getafe. El Sporting no es que tenga que marcar un gol, es que tiene que ganar. Las cuentas de la lechera de ver cómo van los resultados en otros campos y milongas semejantes no sirven en esta hora crucial. El Sporting tiene ganar, tiene que soportar la salida en tromba del rival, el agobio, el gol en contra, el penalti, el acoso y lo que le venga. Salvando todas las distancias salvables, tiene que aguantar como aguantó el Atlético de Madrid en el Allianz Arena de la capital de Baviera.

No jugó bien el equipo del Cholo, salvo en la maravillosa jugada del gol de tiralíneas de Griezmann, tras perfecto pase de Torres, que luego cometió el error de quitarle el balón al especialista en el tiro desde el punto de penalti. Menos mal que el equipo pasó; de lo contrario se hablaría del penalti fallado más que del gol encajado por Miguel Reina en 1974.

La semana le va dando lecciones previas a este Sporting necesitado de la victoria en Getafe. Primero, con el título del Leicester en Inglaterra. Después, con el arrojo y dedicación del primer finalista de la Liga de Campeones. Pase lo que pase en Milán, el partido de anteanoche quedará en la retina de millones de aficionados que han comprobado una vez más que en el fútbol hay muchas formas de alcanzar los objetivos más importantes. El camino que ha marcado el Atlético ha de ser seguido por el Sporting de Abelardo en la crucial tarde de Getafe.

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