Tras lo ocurrido en la jornada de ayer, a uno le tienta, por eso de que estamos en año cervantino, aplicar al Sporting aquello de que "las ansias crecen, las esperanzas menguan". Pero duda en hacerlo porque, ya que sabemos que Cervantes lo escribió en su lecho de muerte, sería tanto como dar por difunto, o sea por descendido, al Sporting cuando realmente conserva esperanzas de sobrevivir en la Primera División. Habría que introducir, pues, el matiz de que, aunque hayan menguado, las esperanzas sobreviven. Que no sean precisamente las máximas, en cuanto que el Sporting ha dejado de depender de sí mismo, no quita que no existan. De hecho van navegando aguas abajo por el Betis, un río con nombre de equipo de fútbol -más bien, al revés- que ha dado la vida a los rojiblancos en más de una ocasión. La pasada temporada, sin ir más lejos. ¿Por qué no otra vez?
Fútbol Primera División: El análisis