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Amores en la distancia

La distancia acrecienta las emociones. Una fotografía de Preciado, Sañudo y Quique Setién recibida por whatsapp cobraba vida, mientras El Molinón se desbordaba en una imponente celebración de Primera. El Betis ganaba con un tanto de Rubén Castro, el goleador de La Isleta, el "Cimadevilla" de Las Palmas. Un adolescente con atuendo sportinguista en la grada sur del Estadio de Gran Canaria era recibido con aplausos entre los amarillos. Lloraba el alma de alegría por la emoción compartida en silencio.

La hazaña del Sporting de Abelardo eclipsa todos los resultados y recibe unánimes reconocimientos y aplausos. Aquí uno más. Imposible rechazar una invitación para sumarse a la fiesta. Resulta difícil condensar en unas palabras lo vivido, cuando se han precipitado las emociones rojiblancas. La leal y admirada afición del Sporting se merece lo mejor.

Con maderas de recuerdos armamos las esperanzas, escribía el desterrado Unamuno. Cuánto sufrimiento queda atrás para verse recompensado en esta explosión de júbilo con la esperanza de la consolidación del Sporting en Primera.

No quiero cerrar líneas a mayor gloria del Sporting sin hacer justicia a la carrera futbolística de Marcelino García Toral, que se engrandece más si cabe tras su confesión de sportinguismo; como las de Luis Enrique o David Villa, y las de tantos que en la distancia sufren con corazón rojiblanco. Marcelino, trabajador infatigable y exigente, hombre de una pieza, también merece un aplauso. El Pitu y los "guajes" lo merecen todo.

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