No es mala idea que Jorge Meré sea la piedra sobre la que el gran timonel edifique su nuevo proyecto deportivo. Con el permiso del padre Fernando Fueyo, capellán ilustre del mundo rojiblanco, merecido su sitio en las fotos de la fiesta, como en la frase bíblica, el jovencísimo defensa se ha de convertir en la base de un Sporting que no tenga que esperar por el Betis en la última jornada liguera para asegurar la permanencia. La llamada de Del Bosque al central rojiblanco es la penúltima prueba del reconocimiento a la gran campaña desempeñada por el futbolista. Figura en la lista de promesas que refuerzan las tropas del señor marqués en las vísperas de una Eurocopa anónima hasta que no pase la final de la Liga de Campeones. Meré es una de las sensaciones nacionales de la temporada. Es una prueba de que la calidad no se mide por los años, que a veces suelen ser la disculpa de los miedos de los entrenadores. Abelardo no tuvo miedos con el jugador tras la grave lesión de Bernardo. Nadie recuerda un fallo del gran hallazgo rojiblanco, nadie recuerda una salida de pata de banco del chaval. Desde la aparición de don Antonio Maceda Francés (todos en pie) y de don Abelardo Fernández (lo mismo) no se había visto nada semejante en el Anfield del Piles.

En momentos como éstos no está de más sintonizar el canal historia y recordar, por ejemplo, la crónica aquella del llorado Manuel Sarmiento Birba con motivo de un Sporting-Atlético de Madrid en el año del regreso a Primera de aquel Sporting que ya se asomaba a Europa. "Un buen centro del campo y un tal Maceda", tituló el inolvidable periodista, que demostró una vez más su ojo clínico en cuestiones futbolísticas. El centro del campo de entonces lo formaban de memoria Joaquín, Ciriaco, Valdés o Mesa. Y tan buen centro del campo, damas y caballeros, señoras y señores diputados. Un centro del campo lleno de centrocampistas, le digo a usted, señor de guardia.

Por lo que se va leyendo el Sporting parece apuntar con claridad a su futuro inmediato. Los blindajes de Meré y Sergio son importantes, como importante podrá ser la renovación del lesionado Bernardo. Quedan más de tres meses para que dé comienzo la Liga y se cierre el mercado. No hay que apurarse, pero tampoco dormirse en la búsqueda de los refuerzos necesarios para consolidar al equipo en su categoría natural. Dos años sin poder peinar el mercado lo mismo tienen desentrenados a los responsables técnicos y deportivos rojiblancos, aunque hicieron buenos calentamientos previos con los cedidos de la pasada temporada. Llegados a este punto, las buenas costumbres, siempre intactas; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿se confirma que el único cedido cuya continuidad interesa es Sanabria? Al parecer, es lo que está en el ambiente y lo que cuentan los más finos analistas.

No hay análisis posible al barullo de las banderas esteladas, estrelladas en castellano. Estrelladas de estrella. No hay final de Copa del Rey sin el Barcelona y sin el barullo en el que se mezclan la política, la mala educación y la estupefacción de la mayoría de aficionados que se sonrojan ante broncas al jefe del Estado y pitadas al himno. País.