Los vaivenes de la alta pretemporada no serán nada cuando el fútbol se meta de lleno en la baja pretemporada, la que lo llevará al comienzo de la Liga. En estos vaivenes habrá que incluir, por ejemplo, la derrota de la España del señor marqués ante una desconocida Georgia. Faltó gol, claman los cronistas más atentos, como si ése no fuera un mal habitual en la selección española. Los goles marcados en los campeonatos ganados lo dicen todo.
Claro que la falta de gol se queda en casi nada si la comparamos con la salida en tromba del mejor servicio de marketing del mundo, el de Iker Casillas, que ha inundado las redes reclamando la titularidad del mostoleño. Como si De Gea hubiera tenido algo que ver en la derrota de Getafe, donde los propios vecinos tiran de buen humor para referirse al Coliseum, al que califican como "el estadio más grande del mundo porque nunca se llena". La entrada del martes desmiente por un día esa broma que es realidad. Con Casillas, los partidarios de Casillas han salido en tromba contra Del Bosque y contra el propio De Gea, que pasaba por allí. A la vista de las circunstancias y viendo cómo soplan los vientos, parece claro, como se temía, que la salida de Raúl de la selección se va a quedar en nada ante lo que se le viene encima al actual seleccionador.
El lunes está tan cerca que apenas nos quedan unos suspiros para descubrir si la decepción georgiana va a tener continuidad en los partidos de verdad de la Eurocopa de Francia. En esa espera, por ejemplo, podremos divertirnos con anuncios, rumores, comentarios y fantasías varias. Por ejemplo, la prensa capitalina, de la capital del reino se entiende, desvela que el tan amigo Betis se ha cruzado en el camino de Nahuel, el extremo que interesa al Sporting. Comprensible el interés común del club sevillano, que, como debe ser, va a lo suyo y defiende sus intereses. Faltaría más. La amistad es una cosa y la ausencia de competencia, todo lo sana que se quiera, otra.
Las vísperas de la Eurocopa provocan una especie de silencio de los corderos en el que, por ejemplo, retumba una frase del madridista James tras un partido de Colombia: "Aquí juego hasta cojo", en lo que se ha considerado, damas y caballeros, señoras y señores diputados, un ataque a Zidane, que no lo coloca en las alineaciones titulares. Al tal James le podría responder el entrenador que una cosa es Colombia y otra muy distinta el Real Madrid. El entrenador no le responderá porque no merece la pena la polémica cuando un jugador reclama la titularidad, aunque sea con referencias vagas, como es el caso. En ese silencio de los corderos, de repente aparecen hechos interesantes y hasta divertidos, aunque en algunos casos no conviene señalar no sea que se duelan los protagonistas de los mismos.
Con diversión o sin ella, el mantenimiento de las buenas costumbres es cuestión muy sana; por eso, si pregunto, ¿molesto?: Esuperio, ¿qué planes tienes para las próximas semanas que te saquen del marasmo en el que has ingresado por voluntad propia? Van a ser semanas más importantes de lo que pueda parecer. Ahí está el caso de Unai Emery, entrenador de verdad. Y contrastado.
