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¿No era válido ninguno?

Esperemos que durante la temporada no tengamos que acordarnos de alguno de los jugadores que se han marchado

La época vacacional es para los futbolistas la de mayor trasiego para los encargados de planificar la próxima temporada. La llamada dirección deportiva tiene la responsabilidad de confeccionar el estado de las plantillas (al igual que la económica lo debe de hacer con el estado de cuentas y los presupuestos), y dentro de este cometido se empieza por la concesión de las bajas a los jugadores no considerados válidos.

El Real Sporting, en las dos últimas temporadas, se distinguió por el apresuramiento en la renovación de futbolistas, sin valorar si podrían encajar en el equipo, ante la perspectiva de quedar sin un número adecuado de ellos, por el famoso control económico de la Liga de Fútbol Profesional. Los errores fueron varios, y derivado de ellos tuvieron que salir más de uno por dicho motivo, mientras que con otros hubo que cargar con sus elevados contratos, poco acordes con su rendimiento. Creo que en la actualidad se van a encontrar de nuevo en el mismo dilema, aunque antagónicamente. La entrada de dinero fresco en las arcas sportinguista (menos del que se esperaba, y sobre todo del que se va a destinar para este fin), han hecho que las apariencias de grandeza obcequen a los componentes técnicos del club.

Se ha prescindido de más de un jugador que durante los pasados tiempos de obstáculos demostró un compromiso total con el escudo que lucían en el pecho. Fueron capaces de sobreponerse las carencias que pudieran tener, con el compromiso de una lucha tenaz y comprometida en beneficio del club que defendían. La salida, casi en tromba, de un gran número de ellos, puede a la larga suponer un hándicap para confeccionar en momentos delicados, una plantilla comprometida con lo que debe de ser un equipo. Poseedores de algo primordial: grandes personas, antes que grandes futbolistas. Esperemos que durante la temporada no tengamos que acordarnos de alguno de ellos. Solo hay que pedir a cada individuo lo que puede dar, porque a la fuerza de ser sinceros, y sin ánimo de entrometernos en materia que no nos compete, la salida de más de uno en nada tiene que envidiar a algunos de los que se han quedado. Recordemos que en dos temporadas cumplieron con unos objetivos inimaginables: ascenso y mantenimiento de la categoría. ¿Sería poco merecimiento? El tiempo es un gran maestro que arregla muchas cosas. Podrás olvidar con quien reíste, pero nunca olvidarás con quien lloraste.

Observamos también que se están produciendo noticias de sobrevaloraciones de algún jugador, que pueden disentir con los intereses de otros. Lo mismo que procesos de posibles fichajes de algún otro equipo que pueden acarrear operaciones chafadas por ser comentadas antes de tiempo, y de que los contratos estuvieran debidamente cerrados. ¿Qué estamos queriendo decir con esto? Simplemente que en todos los aspectos de la vida, y sobre todo en el deporte, la prudencia debería de ser algo primordial para los negociadores, con el objetivo de que nada se dé por hecho antes de que todos los cabos estén bien atados.

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