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Goles, humildad e Iniesta

Que en la Eurocopa abunden los goles en los últimos minutos de los partidos y que muchos encuentros se estén decidiendo en el tiempo de prolongación no es fruto de la casualidad, sino de la igualdad: seis empates, nueve victorias mínimas y cinco triunfos por dos goles de diferencia era todo el balance hasta que ayer apareció España de nuevo en escena. Y esta vez el buen juego y el dominio no solo se reflejó en las estadísticas, que también. Fueron goles, sal y pimienta del fútbol. De momento el batallón de Del Bosque (Don Vicente, quédese) ya ha firmado la goleada del campeonato... y sumando siete partidos seguidos sin recibir goles en la fase final del torneo entre los cinco últimos del 2012 (Irlanda, Croacia, Francia, Portugal e Italia con el histórico 4-0 de la final) y los dos del actual ante Chequia y Turquía.

La Roja tiene un estilo personal e intransferible, el pergeñado por Luis Aragonés en el 2008 y magnificado desde entonces por Del Bosque (Don Vicente, quédese). Un estilo que crece desde la defensa y que va acompañado de una manera de pensar y afrontar los retos: "El fútbol castiga al que no es humilde". La frase la apuntó el seleccionador en la víspera del choque de ayer para recordar a los jugadores que no dejan de ser héroes o víctimas del resultadismo. Y en La Roja el mensaje está suficientemente bien asumido. Las victorias no son eternas y un tercer título seguido es tan ilusionante como difícilmente esperable por extraordinario, pero los jugadores se han puesto a ello a base de humildad: los partidos no se ganan por las estrellas que uno pueda lucir en la camiseta sino por el esfuerzo de las piernas... y la cabeza de Iniesta, claro. Anoche los jugadores españoles recorrieron 109,1 kilómetros por los 105,5 de los turcos. Pues eso, que la humildad es una característica que se demuestra con el esfuerzo.

No tengo ni idea de a qué algoritmos recurrirá ahora la UEFA para hacer la alineación ideal de la segunda jornada de la Eurocopa. Ni me preocupa. Paso de lo que diga en ese sentido como me la trae al pairo la FIFA con sus balones de oro elegidos en base a los resúmenes televisivos, esos en los que sólo salen los goles de la jornada, que es lo mismo que premiar al camarero que saca el plato a la mesa olvidando al chef que lo ha cocinado. Y es que vuelve a tener razón Del Bosque (Don Vicente, quédese) cuando dice que Iniesta tiene el mejor reconocimiento posible: la estima de su propio vestuario. Y el de muchos y buenos aficionados también. Muchos... y de todos los colores.

España controló el juego desde el primer minuto. Se veía, desde el arranque del encuentro, que la predisposición el equipo turco era la de limitarse a defender y aprovechar algún contragolpe para sorprender. No tuvo opción a cumplir ni a desarrollar su plan. La selección española mantuvo un nivel notable que incluso mejoró respecto al primer partido del Europeo. Un rendimiento con el que finiquitó cualquier alternativa que planteara el conjunto contrario. Todos los jugadores rayaron a un gran nivel. El fútbol fue muy fluido, hubo control de la pelota, rapidez... Todo esto contribuyó a que el rival sólo pudiera estar a la expectativa de lo que estaba poniendo en práctica España. A la hora de destacar individualidades, resultaría difícil. Si Iniesta fue el futbolista desequilibrante en la jornada inicial, ayer diría que el protagonista fue Iniesta y el resto. Nolito estuvo muy bien, Morata está cogiendo confianza, Cesc y Silva me gustaron. Todos tuvieron una actuación destacable. Turquía no fue rival y ahora toca puntuar ante Croacia. Que España sea primera de grupo ayudará a que el conjunto dé un paso más, siga creciendo y avance en un torneo en el que, jugando así, puede aspirar a lo máximo.

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