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Responsabilidades

Una valoración periódica de la gestión es indispensable para el buen funcionar

Detallar someramente -sin profundizar en demasía para no aburrir a los lectores- en que consiste un consejo de administración de cualquier sociedad anónima, vemos que se deriva en tres apartados: gobierno, gestión y representación. Englobados los aspectos anteriores, debemos entender que es misión del mentado consejo, la designación y destitución de los altos empleados de la sociedad, con un análisis habitual de sus cometidos, así como los rendimientos que sus funciones producen a la economía societaria. Una valorización periódica de la gestión que los mismos realizan, es indispensable para el buen funcionar de la empresa que les remunera.

Dejado claro lo anterior, el Real Sporting debería de analizar si se siguen las pautas correctas de actuación, que deben marca el devenir de la sociedad. A la vista de situaciones que se han producido, parece claro que no se ajusta lo suficiente para el mejor desarrollo cotidiano de la empresa, al producirse de manera casi continua, actuaciones que tal parecen pasar por alto los máximos responsables del consejo.

Pasemos, sin ánimo de crítica, solo como mero recordatorio, a mentar algunas situaciones que llamaron la atención: dejar irse de forma gratuita (no se le quiso valorar lo suficiente para su renovación) a Alex Gálvez, jugador titular en su última temporada en el club, y que tras pasar por el Rayo, dejo una suculenta soldada a las arcas vallecanas, al traspasarlo al Werder Bremen; Abdelaziz Barrada, fue ofrecido en Mareo, pero ni se le tuvo en cuenta, recaló en el Getafe, del que se fue al Olympique de Marsella, previo paso de una temporada por el Al-Jazira Sporting Club; el buen portero José Aurelio, del Roces, y al alcance del club gijonés en cualquier momento, se fue al F.C. Barcelona, ya que cuando se le quiso fichar era tarde; David Soria, portero titular en toda la Europe League en el Sevilla, y que previamente había pasado por un periodo de prueba en las instalaciones de Mareo, en donde fue rechazado, al no considerarlo válido; Alberto Guitián, defensa central, al que se le concedió la baja, en el mercado de enero, para irse al Real Zaragoza (próximamente en el Valladolid) quizás ahora, a la vista de la marcha de la pareja de centrales titulares, pudiera ser un futbolista necesario, de no haber habido precipitación. ¿A cuánto ascendería el lucro cesante para la sociedad, por las mencionadas actuaciones ejecutadas por los responsables de ellas?

Por fin, el máximo accionista ha hablado. Y lo ha hecho refiriéndose a varios temas de la sociedad. Llama la atención, la disparidad de opinión en algunos asuntos, como puede ser el de los fichajes, donde la dirección deportiva dice que no pueden pagar traspasos, mientras el vicepresidente dice lo contrario. Otro gesto, ha sido lo concerniente a la escuela de fútbol de Mareo. Dejar caer, que si el consistorio gijonés no rebaja las pretensiones para la recompra de la misma, contemplaran la opción de hacer una nueva ciudad deportiva, nos parece como mínimo, rizar el rizo, un amago de amenaza tan superficial, que en realidad, el propio Javier Fernández sabe que hoy por hoy es inviable. Vender humo cotiza al alza. Haría falta un poquito de más sensatez, en esta sociedad, que tras pasar por "una penosa travesía del desierto", se encuentra en momentos transcendentales para asentarse de forma definitiva.

PD.- El pasado 15 de junio, falleció un gran referente para el deporte gijonés, y para muchos deportistas asturianos, como fue el recuperador deportivo José Ramón Soberón. Hombre totalmente altruista, por sus manos pasaron infinidad de deportistas de todas las modalidades. Prestó servicios a infinidad de equipos, los cuales se beneficiaron de sus extraordinarios conocimientos en materia de recuperación de lesionados. Tentado por grandes clubes, nunca quiso dejar su Gijón natal, donde seguía atendiendo, pese a su delicado estado de salud, a todo aquel que solicitaba sus servicios. Descanse en paz, el bueno de Soberón.

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