No es momento de bajar los brazos. España jugó unos primeros treinta minutos excelentes. Fue dominador, jugó con fluidez hasta que le llegó un bajón físico. Croacia se encontró mejor, adelantó líneas y la selección española se vio incapaz de desarrollar su fútbol. La calidad croata comenzó a emerger y tuvo como consecuencia una serie de ocasiones que conllevaron al resultado final.
El penalti de Ramos, en todo caso, marcó un antes y un después. Es un futbolista valiente, pero me sorprendió que el sevillano fuera el lanzador. Creo que, para estas tareas, hubiera sido mejor cualquiera de los centrocampistas de la selección; jugadores con más temple y calma. No era para Ramos, sin embargo, una tarea nueva, ni mucho menos.
La lectura positiva es que España tiene que darse cuenta de que queda camino por mejorar y que toca corregir errores porque se está a tiempo. Si no le sale su fútbol, tiene que adaptarse a las circunstancias. El rival puede dominarte, así que hay que poner remedio a situaciones como contragolpes, o balones a la espalda. España debe saber jugar, también, sin balón. Espera Italia, nos tienen ganas, pero para ser campeones, hay que ganar a los grandes. No es momento de bajar los brazos.