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Primer plano

Javier Fernández está preparado para asumir la presidencia después de analizar cada rincón del Sporting

Hasta que llegó su hora, Javier Fernández , Fernández II, se estuvo entrenando en los despachos y después de analizar cada rincón de esa complicada casa que es el Sporting S.A.D. se decidió; primero a prescindir -con mejor o peor estilo protocolario- de la guardia pretoriana que guardó la espalda al dueño. Ahora, confiando en un par de escuderos -consejeros de plena garantía- más algún actor secundario y por supuesto los profesionales de Mareo; Fernández II, pasa a la acción, al primer plano, sin necesidad de utilizar cuasi testaferros, pantallas cercanas o lejanas, incluso amigos íntimos, casi de la familia, que fueron saliendo de aquella manera durante el periodo de la Saga Fernández en el Sporting.

Desde ya, Javier es el único. El padre es un emérito más, como algún otro de sangre azul o rojiblanca que, con pena y dudas, termina dando paso a un descendiente. El nuevo presidente está suficientemente preparado para la tarea, pero como en el caso del Barça, el Sporting es algo más que un club: un sentimiento, que quita el sueño por igual a la familia propietaria, a los accionistas minoritarios, a los abonados y a los simpatizantes de base. Conviene no olvidar que en Asturias los antidepresivos se agotan. Administrar esa pasión es muy complejo, lo más complicado del tinglado futbolístico, sobre todo si el balón no entra.

Para ese problema endémico de comunicación que mencionaba en LA NUEVA ESPAÑA el nuevo presidente y que viene afectando desde hace años al padre y al hijo; ahí quedan sin coste de asesor externo dos alternativas: contratar para un cursillo de habilidades comunicativas y políticas a Enrique Cerezo, que se maneja por la selva madrileña con habilidad suprema; o a Lara Álvarez, periodista gijonesa que estudió en el Inmaculada y saldrá, sin rasguño alguno, de la isla de Supervivientes. Tiene empatía profesional y peticiones para leer pregones por toda Asturias. Sería también la embajadora ideal -junto a Villa- para los sueños internacionales del Sporting del siglo XXI.

El vecino ovetense, tiene también una papeleta complicada; dirigir desde el otro lado del Atlántico tiene una ventaja que no es menor: el domicilio permanece al margen de actos vandálicos que nunca tienen justificación. Pero dejar en manos tan lejanas el día a día de un club de fútbol es de alto riesgo. Menuda papeleta, ahora sobran futbolistas, hay que comprar a una temporada vista, con una cantera en las categoría de base si tienen futuro pero aun tiernos los chavales para lucir en el Tartiere. Una plantilla corta, un cuadro en la dirección deportiva, también en el banquillo, amplio con explorador de rivales (scouting, otra palabreja), ver, analizar y mostrar, es imprescindible para el ascenso.

No estaría de más, ya metidos en gastos, una empresa externa para analizar las funciones en la nueva estructura Oviedo de Del Olmo, Hierro, César Martín, secretario técnico, etc. Para evitar fricciones que en esta hora feliz no se vislumbran. Pero por si aparece el fantasma que quitaba el sueño a Egea.

Por cierto, ya que estamos en periodo de declaración de la Renta. ¿los presidentes o consejeros de los clubs de fútbol en que casilla tienen que marcar sus emolumentos, gastos de representación o dietas? ¿Solo se conforman con el pequeño -esto no es el Bernabéu -tráfico de influencias del palco?

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