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Mala retirada

Sobre el conflicto entre Del Bosque y Casillas en la selección

Los deportistas llevan muy mal lo de la retirada. Tanto que suelen ser ejemplo, mal ejemplo, de que no saben dejarlo a tiempo. En el mejor de los casos no asimilan nada bien la inevitable pérdida de protagonismo. El último affaire a este respecto es el que tiene como figura a Casillas, que después de serlo todo en el fútbol no admite que ya hay otros mejores que él, lo que no deja de ser curioso, su forma de verlo, en una actividad tan ligada a la condición física, en la que no es lo mismo tener 25 que 35 años. Por mucha madurez y conocimiento que adquieras con el paso de la edad el rendimiento en el deporte no puede ser el mismo que cuando estás en el tiempo de esplendor físico. Hubo un tiempo que Casillas lo paraba todo y ahora a veces hasta falla lo parable, como ha quedado de manifiesto en su última temporada con el Oporto.

Oficialmente Casillas sentía la selección, vivía los partidos con una intensidad enorme desde la banda, se preocupaba por la suerte de sus compañeros en el césped, pero en realidad estaba que lo llevaban los demonios porque Vicente del Bosque y su equipo técnico habían dado la preferencia a De Gea como titular en la portería del equipo español en esta Eurocopa. Así que de transición dulce de guardametas, la que esperaba el técnico, nada de nada, porque el principal factor en esta historia a la hora de llevarla a cabo no colaboró en absoluto.

De que el conflicto fue muy grave da buena cuenta el hecho de que Del Bosque, siempre tan prudente, no tuvo por menos que reconocer que ni se había despedido de él cuando los integrantes de la selección iniciaron sus vacaciones después del fiasco en la Eurocopa. Del único jugador que no lo hizo. Y lo dijo a los cuatro vientos. Para que se enterase todo el mundo, para que no hubiese ninguna duda de cómo se las gasta Casillas. Y del Bosque es de los que sabe torear como nadie en un vestuario, como se puede comprobar por su historia como entrenador. Todavía en este campeonato de Europa quitó rápidamente hierro a la salida de pata de banco de Pedro, cuando expresó que se sentía inútil y se preguntaba si merecía entonces la pena ir a la selección para ver los partidos desde el banquillo.

Casillas tuvo que hartar mucho a Del Bosque y a su gente para que el salmantino se decidiese a hacer público su malestar, lo que llama además mucho la atención porque de alguna forma se repite la historia vivida con Mourinho; en efecto, de alguna forma, porque el portugués acusó al madrileño de ser una mala influencia en el vestuario, mientras el ya exseleccionador nacional señala que el problema con el portero fue con los técnicos, no con los otros jugadores, o sea que hay ciertas diferencias. Casillas ya se sintió molesto desde el primer momento cuando Del Bosque tomó la decisión de contar con De Gea sin hacer partícipe al relevado. Curiosamente se repetía una historia, la de hace 14 años cuando el mismo técnico, pero de aquella al frente del Madrid, decidió contar con César como titular sentando a Casillas sin que tampoco diese ninguna explicación. ¿Debe un entrenador darlas? Pues como todo en la vida, depende de las situaciones. ¿Debe un jugador respetarlas? Aquí sí que no hay ninguna duda: Siempre. Otra cosa es que las pida o no, pero respetarlas, siempre, porque sencillamente es potestad del técnico decidir quién juega.

El caso es que Casillas de nuevo vuelve a estar a los pies de los caballos, y eso que Del Bosque estaba avisado pues hubo quien le dijo tras saber que lo convocaría para este campeonato a pesar de que De Gea estaba llamado a ser el número uno que el mostoleño no sería un buen suplente, de acuerdo con su personalidad y su historial. Del Bosque se creyó capaz de manejar la situación, como había hecho hasta ahora, pero al final acabó estrellándose con la realidad, la de la gente que no admite que hay un final para todo por muy grande que se haya sido.

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