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De Mieres a la ACB

Semblanza de Ricardo Hevia, el mejor entrenador de baloncesto que ha dado Asturias

El maestro Ricardo Hevia, el único entrenador de baloncesto asturiano que ha llegado a la Liga ACB, la máxima categoría de esta disciplina, ha sido distinguido por el Gobierno del Principado y la Asociación de la Prensa Deportiva con el premio a los valores humanos, entregado en la Gala del Deporte que se celebró en Gijón . A sus casi 76 años, recibe bastante tarde, pero al menos le llega justa y merecidamente, un reconocimiento a más de treinta años de profesión y éxitos en los banquillos, desde los que levantó siempre con orgullo el estandarte de su Mieres natal y de Asturias por las canchas de toda España. Hevia ha sido, sin duda, el mejor entrenador de baloncesto que ha dado nuestra región y uno de los más respetados del país por sus compañeros.

Allá por los años 60, cuando este deporte no era muy popular en España, Ricardo comenzó a entrenar al equipo de su villa natal, el Patín Mieres, después de haber jugado unos años como amateur. Con el entusiasmo y la dedicación con la que lo que lo ha hecho todo en su vida, viajó, observó, estudió, aprendió y aplicó en nuestra región nuevos métodos para mejorar los entrenamientos, la condición física, las tácticas y la motivación. Gran admirador del baloncesto estadounidense, se convirtió de esta manera en un adelantado a su tiempo en Asturias, y su equipo se proclamó durante cinco temporadas campeón de Asturias de minibásket, batiendo al Inmaculada de Gijón, el conjunto más fuerte de la época.

Pero Hevia, por encima de todo ese tipo de deportista y de persona que antepone la generosidad y la entrega al colectivo a cualquier otro aspecto, no solo trabajó por ganar títulos, sino, y sobre todo, por mejorar y modernizar el baloncesto asturiano. Para que, como me ha dicho muchas veces, "los jóvenes de aquí que se fuesen a jugar fuera o que tuviesen la posibilidad de estar en alguna Universidad jugando al baloncesto, no notasen tanta diferencia y pudiesen hacerlo bien y triunfar".

A partir de Mieres, Hevia inició una carrera imparable y se convirtió en un trotamundos del deporte de la canasta, sentándose en los banquillos de los principales equipos de Gijón, Oviedo, León y Canarias. De cuando en cuando, trasladaba su pasión por el baloncesto a colaboraciones en varios medios de comunicación, como este mismo periódico o la desaparecida Radio Cadena Española de la calle Asturias de Oviedo.

Hasta que en 1989 le llega su gran oportunidad y salta a la ACB al fichar por el Breogán Lugo. Dirigió a este equipo durante cinco temporadas en tres periodos distintos. En esta ciudad tuvo a su tercer hijo y en ella fijó su residencia hasta hoy. Además del Lugo, Ricardo Hevia disfrutó de la élite del baloncesto español en el OAR Ferrol, Salamanca, Murcia y, finalmente, Ourense Xacobeo. Se retiró en 1995. Ha sido, así, el único entrenador, junto con Josean Figueroa, que ha dirigido a los tres grandes equipos de Galicia que han millitado en ACB. Además, fue entrenador en el ACB All Star de Zaragoza-90, que es tanto como decir que esa temporada se le consideró uno de los dos mejores técnicos de España.

Vehemente y volcánico en la banda durante los partidos; trabajador, intenso y exigente en los entrenamientos, Hevia se transformaba -lo es- en un tipo cariñoso y entrañable, sentimental y de lágrima fácil, cuando el pitido final daba paso al trato en la distancia corta, como reconocían árbitros y jugadores propios y ajenos, con muchos de los cuales conserva una estrecha amistad. Para los suyos no solo fue un entrenador; en muchos casos, sobre todo para los jóvenes que estaban fuera de casa, ejerció de un segundo padre que aconsejaba tanto sobre la vida como sobre el juego, y a los que solucionaba problemas que nada tenían que ver con el baloncesto. Destacaba su humildad en la victoria y su dignidad en la derrota.

Mantuvo Hevia como principios innegociables que el equipo y la unión de todos de sus componentes son lo más importante, y que el baloncesto y sus códigos -un deporte nacido en la Universidad de Illinois como complemento a la formación académica- son una forma de sentir y de vivir. Fue por ello, a decir de muchos de sus compañeros en los banquillos, uno de los entrenadores de la época más dotados para la psicología y la motivación de sus pupilos. Eso que ahora se llama pomposamente 'gestión de grupo'. Ayudaba su persistencia de martillo pilón, su afabilidad y bohonomía y un carácter expansivo y optimista, veteado por ese humor tan de la cuenca minera, a veces 'grandón', a veces ácido.

Ahora, jubilado en Lugo, Ricardo Hevia dedica la mayor parte de su tiempo al menor de sus hijos, Ivan, que estudia en la Universidad de Santiago y también juega al baloncesto, y visita frecuentemente en Asturias a los dos mayores Ricardo y Sara, y a sus nietos. Sigue siendo un apasionado del baloncesto y mantiene contacto con asiduidad con otros grandes de los banquillos como Luis Casimiro, Aíto García Reneses, Moncho López, Lolo Sáinz o Dusko Ivanovic. Asimismo, participa en cursos y colabora como comentarista en prensa, radio y televisión. Sufre porque Asturias aún no tiene un equipo en la Liga ACB y añora los derbys entre Oviedo y Gijón.

Muy amigo de sus amigos, Ricardo Hevia conserva los viejos compañeros de juegos de su infancia, conoce a media España y hace favores a todo aquél que los necesita. No hay mes que no pase por el terruño a tomar una botellina de sidra y a rendir tributo al lugar donde todo comenzó y del que constantemente presume, porque como informa, lacónico, el encabezamiento de su cuenta de Twitter: "Ex entrenador de baloncesto. Empecé en Mieres y acabé en ACB". Toda una declaración de principios.

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