Parecía que nunca iba a llegar, pero resulta que está a la vuelta de la esquina. A la vuelta de la esquina está el comienzo de la Liga a la que llega el Sporting del gran timonel con el cambio más profundo de los últimos tiempos. Abelardo tiene ante sí un desafío de proporciones ciclópeas, con cambios profundos en todas las líneas que salgan a media tarde del domingo ante el Athletic Bilbao de Valverde, con la excepción de la portería, que parece de nuevo propiedad de Cuéllar.

Las circunstancias han obligado a los cambios. Unos jugadores se negaron a renovar para irse a otros clubes donde da la impresión de que van a tener papeles secundarios, y lo sentimos por Bernardo, Luis Hernández y Jony. Ojalá nos equivoquemos y se conviertan en las estrellas de sus nuevos destinos, pero, de momento, sus papeles no pasan de comparsas, o comparsitas que diría un canario. Otros se han ido porque los clubes de procedencia quisieron sacar dinero de los derechos federativos de futbolistas que crecieron en el Anfield del Piles. Pongamos que hablamos de Halilovic, al que habrá que seguir en el Hamburgo, y de Sanabria, acogido por el amigo Betis. Quedan los que recibieron la baja, con mención especial para Álex Menéndez, que ha recibido la patada del verano por parte del Girona. Habrá qué preguntarse qué ha hecho por el futbolista su sindicato, llamado AFE, cuyo presidente compone la figura como un mal torero, y poco más. Estos de la AFE, se supone, se habrán movido en defensa del lateral exrojiblanco, que tendrá resuelto el problema que le han planteado en Cataluña.

Así las cosas el trance para Abelardo es de los dos duros. Ha de ensamblar un equipo con mayoría de recién llegados, cada uno con su particular escuela de funcionamiento dentro y fuera del campo. El entrenador rojiblanco, que ha sido capaz de ascender con un equipo de chavales, y lograr la permanencia con otro igual, con chavales y más chavales, los cedidos, se encuentra ahora con una plantilla a la que han llegado jugadores a los que tiene que ensamblar. Por lo que dicen los más finos analistas del lugar queda por llegar un delantero, pero da la impresión de que antes llega el equipo de Valverde. Mañana ya es viernes, la gran antevíspera del primer partido de la Liga. La cuestión, damas y caballeros, señores y señores diputados, es resolver si un empate sería un buen resultado para los intereses del equipo del gran timonel o si todo lo que no sea victoria no sería bueno. Cuestión peliaguda ésta, que sólo se resolverá en la tarde del domingo.

La calma, de momento, no ha llegado a todos los sectores de la afición. Ayer llegaron llamadas al periódico reclamando la cesión del madridista Mariano, que, por lo visto, se va al Leganés. Y no digamos la del gijonés Manu García, al que el equipo de Pep Chanel Guardiola ha cedido al Alavés. Como se producen las llamadas, se cuentan. Sin más. Las buenas costumbres, sin embargo, se mantienen; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿Esuperio, hizo alguna gestión el Sporting alrededor de estos dos jugadores, y no digamos con Marcos Llorente? Por preguntar que no quede.