La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Doctora en Derecho

Injusticia olímpica

Sobre la sanción a los deportistas rusos

Los JJ OO de Río 2016 se acercan a su final. Parece que no se han cumplido los peores augurios sobre la organización pero, desgraciadamente, si se ha ejecutado lo que, desde mi punto de vista, ha sido una injusticia antijurídica respecto a los atletas rusos y otros deportistas de dicha nacionalidad. Se ha sancionado de hecho a los deportistas rusos sin procedimiento previo por no cumplir la Federación Rusa ni el Estado con sus obligaciones derivadas del Código Mundial Antidopaje (en la misma situación de incumplimiento está España, no por una organización de dopaje, sino por no implementar en nuestro ordenamiento el Código Mundial Antidopaje, de dudosa constitucionalidad por otra parte).

El ya célebre "Informe Mc Laren", que justo se hizo público a semanas del inicio de los Juegos, y cuando la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) estaba en el ojo del huracán por las sospechas de permisividad con prácticas dopantes (incluso se detuvo al anterior Presidente), es utilizado como base por la AMA para intentar sancionar a todos los deportistas rusos y por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) para "prohibir la participación" a todos los atletas rusos de manera indefinida, por el mero hecho de ser nacionales rusos y por prácticas, en principio, pasadas. Es decir, los atletas seguirán sin poder participar en cualquier competición internacional hasta que lesa suspensión se levante.

Pero, pese a que casi nadie ha levantado la voz, excepto los rusos, naturalmente, considero que no es una decisión exenta de polémica. Sólo las muestras de unos pocos deportistas fueron reanalizadas y demostraron contener sustancias prohibidas. El resto, se basan en relatos de otros deportistas y personal de laboratorio. La IAAF actuó sancionando "de hecho" a sus deportistas, algunos de los cuales ni habían participado en ninguna de las competiciones en que, supuestamente tuvieron lugar los hechos, y sin seguir ningún procedimiento para imponer, lo que cabe calificar de sanción. Sólo algunos de aquellos no atletas que disponían de recursos suficientes para recurrir al TAS, consiguieron la autorización para participar. Cabe recordar que el Comité Olímpico Internacional "pasó" la responsabilidad de la decisión a las Federaciones Internacionales con unos nuevos criterios para permitir la participación de sus federados, y sólo respecto a los deportistas de nacionalidad rusa: criterio que en sí mismo es discriminatorio y sin fundamento material. Es una opción que se prohíba participar a los previamente sancionados por dopaje, pero ¿no debiera aplicarse este criterio a todos los deportistas con independencia de su nacionalidad? Y, si no es mucho pedir, perdonen la redundancia, preverlo previamente en una norma y no aplicarlo retroactivamente.

En el Informe de McLaren, y sus precedentes, se reconoce la existencia de "dopaje de Estado" en "varios" países, entre ellos Rusia. Las sospechas sobre la existencia de dopaje de Estado no son nuevas, y aún hoy están vivos y han vuelto en estos JJOO, como ha sucedido respecto a nadadores chinos. Pero nunca se había ido más allá.

En Rusia se supone que estaban implicados todos los niveles del Estado. Y en este ámbito cabría preguntarse si el dopaje de Estado es realmente responsabilidad de los deportistas. No es descartable que los deportistas no tuvieran mucha opción aparte de entrar en el Programa de dopaje, pues su negativa podía suponer, no sólo un infierno en vida, sino un peligro real para la vida de los deportistas y sus familias. ¿Quién hubiera protegido a todos esos deportistas si hubieran denunciado en su día, de los tentáculos de un Estado en un complot en que había hasta servicios secretos, la FSB, implicados? Sin contar que en ciertos países es el deportista el que sustenta la economía familiar, poco más que de supervivencia.

Y, a mayores, el TAS en dos resoluciones de 2011 sentó que la prohibición de participar en unos JJ OO no es una norma de elegibilidad, sino una sanción o una extensión de otra anterior, ya cumplida en la mayoría de los casos. Ahora ratificó la decisión de los órganos deportivos.

Como notas aprovechables de esta situación, resulta sorprendente el poder de las Federaciones Internacionales, que no dejan de ser entidades privadas que "desafían" a un Estado, no menor, como Rusia. Y que los botes en que se guardan las muestras ya no son ese método imposible de falsear.

Nadie podrá devolver a los atletas rusos los JJ OO no disputados, pese a haber sido controlados por otras agencias antidopajes distintas de las rusas o de su Comité Olímpico en el último año, pero deberían establecerse unas normas claras y proporcionadas para aplicar "sanciones" como ésta sin posibilidad de defensa por los afectados.

Compartir el artículo

stats