La victoria del Barcelona era totalmente esperada dado el potencial que presenta el equipo culé, en donde hay varios jugadores que cobran más que toda la plantilla rojiblanca.

El Sporting realizó una buena primera parte, con dos fallos que costaron dos goles.

En la segunda parte, los rojiblancos controlaron el partido hasta la expulsión de Lora y aquí el equipo se vino abajo de forma incomprensible y el rival se limitó a aprovecharse del desconcierto local.

Fue una pena, pues el Sporting no mereció perder por tanta diferencia, pero en el fútbol solo cuentan los goles y el Barcelona aprovechó casi todas las oportunidades que tuvo. Por contra, los rojiblancos se acercaron al área varias veces pero fueron incapaces de tirar entre los tres palos con verdadero peligro.

Los catalanes jugaron un partido a medio gas, confiando en la aparición de las individualidades, como así ocurrió, con un planteamiento muy conservador, con cuatro defensas y cuatro centrocampistas; sin embargo, el Sporting tenía más jugadores de ataque pero no supo definir en las llegadas.

El lateral Sergi Roberto fue el que llevó casi todo el peligro catalán pero el Sporting fue incapaz de contrarrestar sus subidas por banda y centros al área.

El árbitro estuvo mal y perjudicó al Sporting. A Lora le sacó una tarjeta casi al comienzo del partido que fue un lastre y que al final le costó una expulsión al ver más tarde la segunda amarilla; sin embargo, no pitó nada en una patada sin balón de Suárez a Amorebieta, que debió ser roja directa.

Ahora hay que olvidar este partido lo más rápido posible y pensar en lo que viene, ante equipos con un potencial similar al nuestro y en donde deberá dar el máximo nivel y la verdadera medida de sus posibilidades.