Si a los alicientes deportivos de este Depor-Sporting le sumamos la siempre atractiva oferta turístico-gastronómica de Galicia comprenderán que la mareona en esta ocasión haya alcanzado dimensiones cercanas al tsunami. Ahí es nada una escapada hacia La Torre de Hércules, buscando tres puntos de oro y de paso poner en balanza las excelencias de los manteles galaicos. Pero los árboles de la buena mesa no deben de ocultar el bosque futbolístico que depara Riazor, una oportunidad real de establecer la medida de este Sporting a mitad de camino entre su fulgurante inicio de tres partidos y siete puntos; y otros tres para el descalabro: cero puntos y doce goles encajados.
El colchón de tranquilidad del comienzo ya está agotado, y ahora los puntos son de nuevo un bien escaso. Alegrías, las justas. La sanción de Lora abre la puerta al regreso de Isma López, un activo importante en tareas defensivas, que suele prodigarse en ataque, pero al que algún desliz puntual ha mandado a galeras. ¿Pero cuál será la apuesta de Abelardo en el eje del equipo? El doble pivote puede ganar opciones en las excursiones lejos de El Molinón después de la reciente sangría de goles recibidos: Xavi Torres sería la otra garantía en la zona. Y Moi Gómez tomaría la batuta creativa. O sea, se blinda el centro y se vuelve a confiar en el navarro López para abrir el campo por la izquierda.
Especulaciones. El admirable Abelardo lanzará los dados al cruzar el Eo y seguro que sacará algún imprevisto conejo estratégico de su chistera para sorprender a un Garitano que tampoco ha podido dar con un once tipo en lo que va de Liga entre lesionados y bajos rendimientos. Al final, dos equipos en busca de su identidad y queriendo poner distancia con el puesto dieciocho de la clasificación.
