Qué bochorno, papi. En días como éstos hay que recuperar la sentencia del argentino Abel Picabea, cargada de razón, que no reproducimos por no caer en lo mismo que el pueblo llano critica a los protagonistas de los hechos. Un solvente lector, en los aspectos intelectual y económico, llama al periódico y precisa que los patrocinadores del Sporting tienen que estar hundidos por verse arrimados a escena tan deleznable. Un ciudadano soltando espumarajos por la boca y detrás de él los nombres comerciales de firmas que huyen del mal gusto y la violencia verbal. El mismo lector pregunta si no hay tema para la Comisión Antiviolencia. Y aquí queda el contenido de la llamada. Hubo otra, procedente de Sanlúcar de Barrameda, de la que se da cuenta, pero sin entrar en más detalles por el bien de la entidad rojiblanca, que apela en el vacío al derecho de réplica. Qué bochorno, papi.
Y todo en las vísperas del partido de España en Italia, cita crucial para el viaje a Rusia en el cercano 2020. La selección en capilla e Isco deambulando por las emisoras para anunciar que si no es titular en el Real Madrid se irá. Se pensaba que una ley no escrita, quizá no llegue a libro de estilo, ¿qué libro de estilo?, decía que en los días de selección los seleccionados no hablaban de sus clubes. Pero como decía aquel inolvidable alcalde de Gijón, eso era antes. Isco quiere jugar, como todos, y aprovecha la llamada de Julen Lopetegui para dar cuenta de su deseo. A ver si Lopetegui lo coloca hoy en la alineación inicial o lo deja en el poblado banquillo.
Es bueno que los partidos de selecciones se adelanten y que el domingo los internacionales, por lo menos los españoles, queden libres para regresar a sus clubes. En épocas pasadas, las selecciones jugarían el sábado y el miércoles siguiente, con la escasez consiguiente de tiempo para recuperar. Una semana para ponerse a tono para la vuelta de la Liga es un tiempo suficiente.
Mientras la selección se prepara para el crucial partido de esta noche, hay tiempo para revisar la ideología de Prandelli, nuevo entrenador del Valencia, que va a debutar en un Anfield del Piles ansioso por ver al equipo del gran timonel y comprobar la evolución después de las cuatro derrotas. La visita del Valencia, por las circunstancias que rodean a los dos equipos, ha adquirido un relieve especial, sobre todo para el equipo de casa. No hay tiempo ni espacio para sintonizar el canal historia, damas y caballeros, señoras y señores diputados, pero hay que recordar duelos enormes entre los dos equipos, como aquél en el que un tal Quini y un tal Kempes se citaron en un duelo de chilena que los viejos aficionados aún no han olvidado. Tiempos aquéllos cuando el Piles bajaba limpio.
Tiempos éstos en los que hay que mantener las buenas costumbres y respetar a Esuperio que se empeña en asegurar que "son dignos de mención Máximo, Manolín y Jesusón". Buenas costumbres sobre las que si pregunto, ¿molesto?: ¿en qué año se editó por vez primera el libro de estilo? ¿Por qué no se regala a los abonados cuando retiren el carné con el que entran cada quince días en el Anfield del Piles?
