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Alberto Menéndez

Un equipo que va cogiendo cuerpo

El Oviedo de Fernando Hierro va cogiendo cuerpo poco a poco. Así ayer se deshizo (no tan cómodamente como podría hacer creer el marcador final, 2-0) de uno de los equipos llamados, en principio, a luchar por las plazas de ascenso directo a Primera, el Rayo Vallecano, que dirige el exentrenador sportinguista José Ramón Sandoval. Los azules supieron desenvolverse con la intensidad y la solidez que demandaba la ocasión, pero, de todas las maneras, volvieron a sufrir en defensa, sobre todo en los balones por alto, en las jugadas de estrategia del equipo madrileño, en las faltas y saques de esquina. Por fortuna, en esta ocasión los despistes de la zaga no acabaron teniendo reflejo en el marcador y poniendo nerviosa a la afición.

En contraposición a los problemas de la parte de atrás del conjunto azul, quienes cada día van a más son sus hombres de adelante. El trío Michu-Linares-Toché está cogiendo el aire al sistema de juego de Fernando Hierro, a la vez que el entendimiento entre ellos mejora partido a partido. El ejemplo más claro es el primer gol oviedista de ayer. Michu lanzó un pase en profundidad a Linares, que se encontraba entre los dos centrales del Rayo, pero así y todo lo hizo, confiando en una de las grandes virtudes del delantero aragonés, su perseverancia. Y, efectivamente, Linares porfió con los dos rivales y consiguió finalmente meter el pie antes que los contrarios para inaugurar el marcador cuando quizá más controlado tenían el partido los rayistas.

A diferencia de lo que sucedía la pasada temporada, el Oviedo de ésta sí parece que sabe a qué quiere jugar, aunque todavía le falte engrasar la maquinaria que le permita manejarse con más frescura, con desparpajo. Los azules disfrutan con el juego directo. Es cuando se encuentran más cómodos. Y por lo que se está viendo es lo que parece que quiere explotar su entrenador. Lo que le falta por concretar es la manera de conducir el balón hacia los tres goleadores; es decir, encontrar al centrocampista idóneo para realizar el pase que les ponga en ventaja frente a las defensas rivales. En este momento ese jugador determinante está siendo Michu. Pero probablemente no es suficiente.

En la Segunda División tanto como la clase cuenta el sacrificio por sacar adelante los partidos. Si fuera por presupuesto y plantilla, el Rayo debería haberse llevado ayer algo positivo del Tartiere. Pero no, el Oviedo se mostró como un equipo más compacto y se lo impidió. Otro dato que no debe pasar desapercibido: un vestuario tranquilo, en paz, unido, hace mucho a la hora de analizar el rendimiento de unos jugadores. Sólo hay que mirar lo sucedido en Oviedo la temporada pasada. En Vallecas los ánimos están muy alborotados. Y al final seguro que al Rayo le pasa factura.

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