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Fondo Norte

El recorrido sentimental por Asturias

El Sporting, por fortuna, no podría vivir hoy un episodio como el de Branco Zebec

Todo parece quedar reducido a la nada cuando se conocen las cifras del nuevo contrato que han firmado Cristiano Ronaldo y la firma de material deportivo Nike: quinientos millones de euros con carácter vitalicio. Un contrato, dicen los más finos analistas, sólo al nivel del eterno Jordan. Los emolumentos del Real Madrid al portugués, sean los que sean, que son muy altos, se quedan empequeñecidos por las cifras que, en palabras del clásico, le permitirán tener la luz pagada hasta el final de sus días y los días de sus descendientes.

El dinero no trae la felicidad, pero ayuda, dice el manido tópico al que se puede volver en estos días de parón futbolístico, que el Sporting aprovecha para hacer patria. En Navia, anteayer; en Avilés, ayer. Una iniciativa de las peñas agrupadas en Unipes, que el club ha recibido con los brazos abiertos y que los vecinos de las localidades a las que se desplaza la plantilla celebran como se merece.

El recorrido viajero de este Sporting aconseja sintonizar una vez el canal historia y recordar, por ejemplo, el "episodio Branco Zebec". Mediados de los setenta del pasado siglo, con el inolvidable Ángel Viejo Feliú en la presidencia rojiblanca. La directiva, en una de las habituales crisis de aquellos años, contacta con el entrenador yugoslavo que había triunfado en el fútbol alemán. Zebec pide viajar a Gijón para conocer la realidad del Sporting. "No comer, no dormir, sólo entrenar", resumió Djoric, entonces lateral derecho del Oviedo al maestro Ricardo Vázquez-Prada, para definir al técnico. Zebec vio al Sporting entrenar en La Fontanía, un prado de La Guía donde hoy se levanta una colonia de chalés, y sentenció: "Sporting pequeño, no interesar". Y tomó el tren con destino a Bilbao, donde se reunió con su paisano Pavic, entonces entrenador del Athletic Bilbao. Zebec fue un primer intento del Sporting por dar un salto de calidad, que llegaría algunos años después.

Hoy el Sporting dispone de una ciudad deportiva en la que entrenar la primera plantilla y todas las plantillas. Aquel episodio seguro que ayudó a que Viejo Feliú diera el gran paso de Mareo. El Sporting, además, dispone de la hospitalidad de tantos clubes y villas, encantados de acoger los entrenamientos rojiblancos. En aquellos años, el peregrinaje iba de Los Fresno (sin ese, por favor) a la Universidad Laboral pasando por la citada Fontanía. Hoy ningún entrenador diría no al Sporting por falta de instalaciones de entrenamiento.

Como no ha dicho no al Osasuna de Pamplona Joaquín Caparrós, en paro desde enero del pasado año. Caparrós se puso exquisito ante varias ofertas porque esperaba la llamada de la selección, que no se produjo. Ahora, con mono de banquillo, acepta la llamada de un Osasuna apurado después de un ascenso inesperado conseguido por Martín, que entra y sale del club con enorme facilidad.

Ya de regreso a los amplios territorios rojiblancos habrá que trasladar la pregunta de un amable lector a Esuperio: ¿cómo es posible que en pleno noviembre la web del Sporting no haya renovado las plantillas del filial y de otros equipos? Próxima parada, Capuchinos.

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