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De cabeza

Ethan

Como hacen los pistoleros, Michu decidió disparar en la ocasión más propicia: contra el Levante, que llevaba un ritmo superior al resto

Sabemos que todas las buenas historias comienzan con un regreso. Sabemos que la canción que suena más alto siempre es la canción del ausente. Y sabemos por John Ford que "las historias se cuentan con las caras de los actores". "Centauros del desierto", el celebre film del director norteamericano, empieza con la vuelta a casa de Ethan Edwards (interpretado por John Wayne) después de haber estado en la guerra. Llega con la lógica aspiración al descanso que merece un soldado en estos casos, pero el destino que le aguarda, como ya saben ustedes, es bien distinto al deseado. Ethan es un héroe esperado y los verdaderos héroes asumen sus tareas con resignación y sin estridencias.

Michu, después de curtirse en mil batallas (Vigo, Vallecas, Swansea, Nápoles, Langreo) y con evidentes heridas de guerra, decide volver a donde más lo necesitan. Si Ethan regresa con su familia, Michu hace lo mismo con respecto a sus lazos de sangre futbolísticos. Más que por cuestiones épicas, el paralelismo con el protagonista de "Centauros del desierto", viene determinado por su nivel de compromiso. En contraste con un fútbol de jugadores itinerantes y refugios en confortables oasis, Michu se reencontró con su barro original.

Para la afición oviedista este verano también sonó una canción mientras se iniciaban los títulos de crédito de una nueva temporada, una puerta se abrió para ver aparecer un jinete a lo lejos. En realidad, esa puerta nunca estuvo cerrada. Para quien le viene a su boca y a su mente los colores de toda su vida allá donde esté, sólo hay un "hasta luego".

No andaba el Oviedo sobrado de símbolos, por eso su llegada levantó tanta expectación. Cierto que con los símbolos ni se llena el estómago ni se gana partidos, pero un símbolo siempre es una posibilidad, un refugio en medio de la intemperie. Michu juega al fútbol tratando de regatear, lo primero de todo, al dolor. Por eso con él se dilatan las expectativas y nos esmeramos en la paciencia. Tememos que al final de la historia Michu se quede, como Ethan, solo, fuera de lugar. Por eso era tan importante el gol, su primer gol en casa. El gol es una manera eufórica de combatir la soledad, un método de integración.

Como hacen los mejores pistoleros, decidió disparar en la ocasión más propicia: contra el Levante, líder del campeonato, que lleva hasta ahora un ritmo muy superior al resto.

Aún nos queda mucha filmografía por completar. Sabemos que todas las buenas historias acaban con un "continuará". La canción de los títulos de crédito espera de nosotros una respuesta: "Un hombre explorará su corazón y su alma. Buscará una salida en el camino. Sabe que hallará su paz interior pero ¿dónde? Cabalga, cabalga, cabalga...".

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