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Golpe de timón

El ambiente que se respira ya no es el mismo y los murmullos se han transformado en bronca merecida

No son los mejores días para el sportinguismo, que da síntomas de desencanto como no se recordaban ni en la travesía por Segunda División, ni tampoco cuando las draconianas medidas de la Liga de Fútbol Profesional dejaban las posibilidades de fichajes y refuerzos a cero. Se salió inopinadamente de la llamada categoría de plata y se consiguió la permanencia contra casi todo pronóstico. En ningún caso la afición se separó un milímetro del equipo, y a la recíproca.

Pero ya no es lo mismo, el ambiente que se respira ha cambiado y lo que empezaron siendo murmullos en la grada han tornado en bronca al equipo. Merecida. Y ganada progresivamente y a pulso. Hubo bastante comprensión con la aptitud de algún recién incorporado, de los que se hablaban maravillas que ya se mostrarían en su momento a los incrédulos. Pero llega la época del turrón, tan asociada a la tala futbolística, y esas virtudes siguen sin aflorar por lo que la generosa y paciente grada rojiblanca ha estallado. Con razón. Porque además han intuido que también falta un tanto de actitud. Y eso?

Para completar el cuadro el calendario establece visita a Madrid, al terreno del líder, que está avalado por una potencia de fuego como para tentarse la ropa, con Cristiano como buque insignia tapando bocas gol a gol. Feo panorama que incluso ha enfriado el termómetro de la Mareona. Se devuelven entradas al club de Concha Espina y aquel gol de Miguel de las Cuevas se ve muy perdido en el tiempo. Pocos confían ahora en truncar la racha de Zidane, 30 partidos invicto. Casi nada.

En cualquier caso, Abelardo mantiene vigente su crédito y de él se espera el pertinente golpe de timón. Le hace falta sortear un Sábado Negro en el Bernabéu y acertar luego de pleno con la visita de Osasuna a El Molinón, puntos vitales donde los haya.

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