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De cabeza

Expediente X

El extraño caso del equipo mutante: capaz de pasar de ganar al líder a caer por goleada

Contacté con los célebres agentes Mulder y Scully para consultarles el extraño caso del equipo mutante: ese equipo capaz de pasar en menos de una semana de vencer al líder de la categoría a perder por goleada contra un equipo en los puestos de descenso. La respuesta de los dos investigadores del FBI no se demoró. Esperaba por mentes tan agudas y analíticas una respuesta lejana a tópicos como "el fútbol es así" o "el fútbol son once contra once". Como buenos prescriptores que son, no me defraudaron. Lo primero que hicieron fue resumirme el caso con un titular rotundo, elocuente: "Un accidente que ocurre dos veces no es un accidente". Me preocupé de que mi petición de ayuda llevase adjunto todo tipo de datos, informes, estadísticas, opiniones...

Tras el titular venía el desarrollo de su teoría, un relato que no aporta soluciones pero esclarece hechos. Murder y Scully insistieron en aclararme que ellos no resuelven enigmas, sólo los revelan. Bien, según su opinión, el Real Oviedo sufre el síndrome de las pantuflas, esas típicas y calentitas zapatillas de andar por casa. Al parecer, tanto le gusta al Oviedo su hogar, dulce hogar, pasar el día en pijama viendo pelis o series de televisión, que cuando se ve obligado a salir de casa se le pone todo cuesta arriba. Es como si para sus jugadores el mundo fuese una lluviosa, melancólica y otoñal tarde de domingo.

El problema es que, al visitar otros campos, calzar se calzarán las botas de fútbol, es obvio, pero en su mente siguen notando el suave roce de las pantuflas y, claro, así es imposible ganar un balón dividido o rematar entre los tres palos.

Quien iba volviéndose cada vez más melancólico y otoñal era yo mismo según leía el informe. Acostumbrados los agentes a batirse con fenómenos paranormales o avistamientos de ovnis, consideraban lo del Oviedo un caso de mutación o darwinismo a la inversa: mientras la mayoría de las especies se adaptan al medio para superar todo tipo de dificultades, el equipo carbayón aspira a una hibernación eterna como remedio a todos sus males. Darwin, para qué ocultarlo, no daría un duro por nuestra supervivencia. Atolondrado y preocupado, improvisaba en mi cabeza posibles soluciones pero ninguna me convencía. ¿Acaso tenemos a un peluche en medio de una pelea entre leones?

La Liga Adelante es más la selva de Kipling que la de Walt Disney. ¿Sería posible una contramutación y convertir al equipo en una manada de lobos con piel de cordero que, cuanta más intemperie recorra, más hambre le entre?

Buf, el tiempo apremia y las jornadas van cayendo crujientes y amarillentas como las hojas de un árbol.

El expediente de los agentes concluía con una inquietante nota final: "El valor de un ser humano no depende de sus zapatillas". Traduje la nota a nuestro lenguaje particular: un buen equipo no distingue entre partidos en casa y fuera de casa.

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