Hay que reconocer que la racha no es de las mejores. De los ridículos en la mesa de la sala de prensa rojiblanca se ha pasado al ridículo político que aparece en cuanto la Federación Española de Fútbol anuncia la próxima visita a El Molinón de la selección de Israel. Entonces se recuerda el boicot a la nación israelí, boicot local, claro, que nadie sabe cómo se traduce a la realidad y que recuerda a la petición de autonomía para el Kurdistán. Por cierto, ¿llegó la autonomía a aquellas tierras? Lo que no llega es el sueño a Tel-Aviv después de la declaración del boicot gijonés a la democracia judía. Sólo por el respeto que se merecen, pongamos dos casos cercanos, Aida Oceransky y Tadeusz Malinowski, el boicot no pudo ser aprobado. Ahora sólo queda ver cómo se ata esta mosca por el rabo el 23 de marzo, fecha en la que el fútbol de selecciones vuelve a Gijón.

Está claro que a la vista de las circunstancias habrá que enviar una embajada a Valdebebas para solicitar un trozo de la suerte que tiene Zidane y transplantarlo al Sporting y a Gijón. Un trozo, simplemente, que termine con los episodios chuscos que está viviendo el mundo rojiblanco, escaso de puntos y sobrado de aspectos indeseables. Zidane domina el escenario con la misma habilidad con la que encaraba a los rivales. Su respuesta a la pregunta de si tenía suerte es un modelo de mano izquierda y habilidad para llevar el agua a su molino. "Suerte, y algo más", precisó. En el algo más incluye el trabajo y la dedicación. Y el corte a la ristra de preguntas sobre James se merece un diez. Ahora resulta que el colombiano es Di Stéfano resucitado.

La suerte, la buena, de Zidane es la que va a necesitar el Sporting del gran timonel para la visita a Cornellá, donde espera un Espanyol que no pierde desde hace siglos y que no encaja goles desde hace centurias. Con Amorebieta obligado a dejar el entrenamiento de ayer por molestias musculares y con el regreso de Lora a la actividad diaria, el gran timonel no tendrá que dar muchas vueltas a la lista de viajeros a Barcelona. Cuando las cosas funcionan el buen sentido aconseja no hacer cambios, aunque más de uno considera que no es así, que hay que cambiar cuando las cosas van bien.

El partido de la media tarde del domingo, ya de noche, es más importante de lo que parece pues el Sporting necesita encadenar una serie de partidos sin perder. Para sumar puntos y salir del agobio del trío de cola y para hacer muy bueno el resultado logrado ante el Osasuna de Pamplona, que espera a un Barcelona curado del empate casero ante el líder y gran rival. Los dos partidos de Liga y el de Copa antes de las vacaciones han de ser una especie de bálsamo para el herido Sporting, que tiene un interesante final de la primera vuelta. Cuando se llegue al ecuador de la Liga será el mejor momento de realizar la evaluación, que no irá al Informe PISA, pero que servirá para ajustar las cartas de navegación.

En plena defensa de las buenas costumbres, si pregunto, ¿molesto?: ¿Es cierto que Esuperio dice unas cosas en privado y otras muy distintas en público? Próxima parada, Capuchinos.