El rojiblanco Douglas sólo necesitaba minutos. El Sporting sólo necesita puntos, que se sepa, para salir de la zona de las angustias en la que lleva metido varias semanas, las semanas en las que se sucedieron las derrotas y las decepciones. Porque un equipo con el nivel del Sporting tiene que sufrir derrotas, pero no tiene que ofrecer decepciones a su amplio pueblo fiel.

En vísperas de la llegada del Sporting a Cornellá-El Prat, el jugador del Espanyol Javi Fuego ha hecho unas declaraciones cargadas de afecto hacia el equipo rojiblanco, "mi equipo", dijo. No se espera que, al revés de lo sucedido con el gran Marcelino García Toral ante el partido de la jornada final del pasado ejercicio, caigan sobre el excelente centrocampista poleso, cuya marcha fue el símbolo de la penosa gestión deportiva que llevó al equipo al descenso. Javi Fuego, como diría el popular anuncio televisivo, por donde va, triunfa. Y el Sporting lo malvendió y no cobró el traspaso. Ojo de lince en acción.

Lo que no está claro si fue o no una decepción es el empate que el Real Madrid ofreció el miércoles ante uno de sus rivales alemanes tradicionales. No estará claro hasta el lunes, fecha del sorteo europeo, si resulta mejor llegar como primero o segundo de grupo. Lo que está claro es que los segundos juegan las vueltas fuera, con lo que ello significa. Las teorías sobre la flojera de algún primero están por confirmar, sobre todo a la vista del resultado del campeón inglés, el Leicester, donde milita el añorado Luis Hernández, en Oporto, donde perdió por cinco a cero, y Casillas de portero en la meta rival.

A la vista del desarrollo del partido de Madrid lo que pareció claro es que los blancos llegaron tiesos al tramo final. La exhibición de fuerza física que los alemanes hicieron en su segundo gol fue la imagen reveladora de que el Madrid ya no podía. Pareció una imagen de los años setenta del pasado siglo, cuando la diferencia de la preparación física entre alemanes y españoles era abismal. Lo que sí parece claro es que el empate no fue un resultado buscado por los blancos, salvo que disimulen mejor que los mejores actores.

En medio de todas las competiciones posibles aparece el escándalo, el nuevo, relacionado con los impuestos que no pagan muchos futbolistas a los que ahora vigila de cerca Hacienda. Y sanciona, según se va viendo. El mundo del fútbol siempre ha sido escenario muy querido por pícaros y tramposos. Es bueno que se vayan descubriendo las trampas y que el peso de la ley vaya cayendo sobre los infractores, vistan los colores que vistan. Porque ésa es otra, el vender que los servicios tributarios sólo persiguen a futbolistas de determinado club. Ya se ve que no, que hay disculpas muy pobres. La doble vara de medir no existe.

Salvo que Esuperio diga otra cosa distinta, parece que el escándalo le pilla lejos al Sporting, aunque nunca se sabe. Si pregunto, ¿molesto?: ¿los servicios técnicos rojiblancos han avanzado lo suficiente en las gestiones para reforzar la plantilla en enero, refuerzos vitales para mejorar la situación del equipo? Próxima parada, Capuchinos.