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Fondo Norte

Un partido y una derrota para elevar el desconcierto

No queda claro si el Sporting sale de Las Palmas de Gran Canaria reforzado en su esperanza o condenado al abismo

Otra semana, la primera del año, sin que el Sporting sume ni siquiera un punto, que pareció a lo largo de muchas fases del partido el objetivo de la escuadra del gran timonel. El equipo cayó ante la UD Las Palmas, superior, que llevaba mes y medio sin ganar partido y que ayer lo hizo en la quizá menos clara de las oportunidades de las que dispuso el equipo de Quique Setién. El partido y la derrota sirven para elevar el nivel de desconcierto alrededor del equipo rojiblanco, ayer de negro por aquello del marketing de la camiseta, porque no quedó claro si, pese a las bajas, el equipo mejoró las prestaciones previas a la Navidad o si continúa el paso firme hacia el abismo. El partido deja ese poso de frustración tan habitual a lo largo del presente ejercicio.

El gran timonel volvió a los cinco defensas y a los cuatro centrocampistas, con Carmona y Víctor Rodríguez en las bandas. El primer tiempo fue un solitario del equipo canario, que falló unas cuantas oportunidades de gol y otras en las que se encontró con un inspirado Cuéllar. El Sporting, fiel a su costumbre, perdía el balón muy rápido y lo tocaba poco para gozo de los comentaristas televisivos, que sólo veían belleza en las abundantes frivolidades de los jugadores amarillos. Boateng era una estrella mundial para ellos y Jonathan Viera o Roque Mesa se acercaban a tal consideración, en opiniones de los verborreicos analistas que hacían más duro el desarrollo del partido. Pese a los fallos del Sporting y el discurso casero de Martínez Munera, que enseñó la patita en los tres primeros minutos, los de Abelardo llegaron vivos al descanso con un empate sin goles que sabía a gloria bendita pese a que parecía claro que el gol local llegaría en cualquier momento.

Llegó, damas y caballeros, señoras y señores diputados, a los diez minutos del segundo acto, después de un tirazo de Viera a la cruceta y de alguna llegada más de los amarillos, favorecidos por las malas entregas de los gijoneses. Un centro desde la izquierda del fenómeno Boateng, un mal despeje de Jorge Meré, un desvío apurado de Cuéllar y un remate de El Zhar que Lillo sacó de dentro de la portería sirvieron para desequilibrar un partido malo del Sporting, pero que estaba cerca de sacar fruto del mismo.

Abelardo apretó en los cambios y echó mano de Viguera, Afif y Rubén por Cop, Babin y Carmona. El equipo llegó en el tramo final más que en todo el partido anterior al área de Javi Varas. Pero llegó de forma curiosa: los dos remates más peligrosos fueron dos cabezazos del jugador más bajo del plantel, Víctor Rodríguez, que en una ocasión mandó el balón fuera y en otra, a las manos de Javi Varas. Esos dos remates y un tirazo de Carmona al larguero fueron el balance ofensivo de un equipo que no dejó claro si se está quedando sin aire o, por el contrario, va a sacar la cabeza de las arenas movedizas en las que está metido. La UD, pese al entusiasmo de los comentaristas televisivos, no deslumbró, aunque en Las Palmas de Gran Canaria creen que la victoria la ha puesto camino de Europa. No queda otra que mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿Sabe Esuperio si Abelardo quiere recuperar a Pablo Pérez del Alcorcón? Próxima parada, Capuchinos.

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