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No disparen al pianista

Pues llegó el invierno, aquel invierno futbolístico que proclamara en memorable frase Crisanto García Valdés, lo que equivale a decir que con el discurrir de la temporada ya se han caído unas cuantas caretas de este Sporting, proclamado a los cuatro vientos como un salto de calidad que iba a afincar al club en la Primera División. Y este crudo invierno futbolístico que les llegó a los rojiblancos ha destapado que los trece fichajes, trece, que aterrizaron a orillas del Piles el único salto que han aportado es al vacío, como se ha venido comprobando jornada a jornada.

Creo que se equivoca el admirable Abelardo cuando declara que no consigue dar con la tecla. Este piano es malo para el tipo de concierto que se reclama, es difícil si no imposible dar con la tecla. No es un Yamaha, ni un Fazioli y además tiene algunos defectos que no se van a corregir sólo afinando, precisan cambio de cuerdas. A partir de ahí intentar buscar el milagro (sería el tercero) y pasar página, en este caso partitura, para el año que viene.

Ahora dicen los que entienden de la cuestión que la solución vendrá de Inglaterra, concretamente de lo que pudiéramos denominar al cambio la Segunda División de allí, la Championship, y de un jugador que solo ha jugado esta temporada, y en esa categoría, dos partidos oficiales y que tiene los treinta años cumplidos. Cuesta bastante entender todo esto, ¿no es cierto?, y quizá por ello a la fiel hinchada sportinguista le resulte más cercano confiar en que para recibir a este inquietante Éibar la vuelta de Nacho Cases aporte un poco de luz en este túnel que se hace interminable. Que se reencuentren aquellos destellos de los comienzos. Que así sea porque se empiezan a jugar las últimas bazas. Pero si se repite el mal concierto habitual, por favor, no disparen al pianista.

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