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No hay presente

Javier Fernández utiliza primorosamente la calculadora, pero hay que tener cuidado con el "modelo Tebas"

Este Sporting actual que planifica el futuro de los números primos y demás familia numérica, con tanto detalle, olvida la pura realidad: no hay presente. Así que está bien planificar el mañana, los años de inquilino de El Molinón y si recompro Mareo. Pero la realidad futbolística es tozuda: esta plantilla no está a la altura del reto presente. El Sporting aún tiene pasado, glorioso incluso, pero a día de hoy el Eibar que regresa este domingo, como rival de La Liga, le dio un repasito en semanas recientes ante la sorpresa del propio Mendilíbar que comprobó lo vulnerable que resultó su rival copero.

Es curioso que los alevines, y tallas superiores, que se forman en la cantera rojiblanca tengan tan saludable aspecto, un brillante porvenir. Seguro que los furtivos y pescadores con licencia FIFA usarán la caña para llevar esos ejemplares a otras aguas, esos cotizados salmones remontarán el río pero lejos del Piles y de Mareo. De forma que el futuro, que se adivina, con tan jóvenes talentos quedará obscurecido por la negra realidad de esta temporada.

Las dos salidas mediáticas de Fernández II y Javier II tampoco traen la tranquilidad necesaria. El Presidente y su segundo de abordo (su seguro y fiable vicepresidente) manejan un medidor anímico con el que toman la tensión al entrenador. Pero no son las fuerzas, estúpido (que diría Clinton), son los refuerzos los que fallaron. Ya está más que demostrado que el Pitu tenía otro semblante en el banquillo eléctrico de las dos últimas temporadas: era feliz con aquella muchachada. Otra herramienta que utiliza primorosamente Javier Fernández, el Presidente, es la calculadora, la maquinita de contar euros. Cuando se queda a solas con el Primer Ejecutivo -como Superman y Clark Kent- le alecciona para que el negocio no se les vaya a pique. En el fútbol ninguno de los capitalistas propietarios están por la labor de perder dinero de su bolsillo: Lim, Roig, Florentino (que dispara con pólvora ajena), Gil Marín, los diferentes chinos y por supuesto los Fernández de Somió.

Cuidadito con el "modelo Tebas". Cuando en los años noventa Juan Cueto convenció a Polanco para que apostara por la televisión de pago en alianza con Canal + Francia, utilizó sus dotes de águila que sobrevolaba las tendencias de los espectadores aquí y en medio mundo. En conclusión, los españoles pagarían por ver fútbol y sexo. Lo primero en el bar o en casa. Lo segundo en la intimidad del domicilio, incluso codificado. Cueto acertó de pleno. Prisa vivió su mejor época en todos los soportes. El modelo actual tiene un riesgo total para los clubes. Son proveedores de contenidos para diferentes pantallas. Cada vez le dan más la espalda al aficionado con asiento en el estadio. Pero el abonado con mando a distancia, es frío y calculador a la hora de valorar sus horas de ocio y el coste que paga. El partido de hoy les puede aburrir mañana. Emilio Botín tenía más deferencias hacia los pequeños accionistas del Bansander -aunque siempre había díscolos- que las SAD hacia aquellos que fueron básicos en la constitución y salvación de equipos al borde de la desaparición.

Las teles de pago tienen otras alternativas al fútbol. The Crown -ganadora en los Globos de Oro- es una serie de televisión brillante. Las relaciones de la Reina Isabel II con su hermana, la Princesa Margarita, y con Winston Churchill no tienen menos interés que la rivalidad de Mourinho, Guardiola y Wenger en los banquillos Premier. Netflix y HBO son unos duros rivales frente a Bein Sports y Movistar. Atentos a las pantallas.

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