Hay que darle las gracias al Pitu y a su cuerpo técnico, porque cogieron el equipo en una situación muy difícil, y los éxitos deportivos que consiguieron llevaron al club al saneamiento económico.
Me quedo con la frase de que el fútbol no tiene memoria, pero sí la deberíamos tener los aficionados. Hay que recordar todo lo que ha hecho por este equipo en estos casi tres años. A partir de ahora el tiempo dirá si las lágrimas del Pitu han merecido la pena, porque desde el domingo, a lo mejor el balón pega en la rodilla y entra, o puede que pegue en el poste y salga y el equipo no mantenga la categoría. Esperemos que el final sea feliz. Pero si los jugadores no responden o no rinden, que es lo que en verdad deberían sentir los futbolistas que jueguen en este club, la marcha de Abelardo no habrá servido de nada.
Todavía recuerdo el primer partido de la temporada 2014-2015, cuando nadie daba un duro por el equipo, y se ganó 1-2 al Numancia. Y ahí empezó un año de éxitos y de récords, con solo dos derrotas y la mejor racha de partidos invicto.
La temporada pasada, con ese sentimiento y ese apoyo incondicional de la afición, se consiguió la permanencia con una plantilla muy limitada, en una categoría muy exigente, con uno de los presupuestos más bajos y entre las peores plantillas.
Pero este año, por desgracia, se cometieron errores que se han pegado. Al cuerpo técnico le ha tocado la presión añadida de tener que asumir los fichajes y la renovación del equipo. El cambio ha sido total y no se ha podido retener a algunos futbolistas importantes con sentimiento y arraigo sportinguista como Jony, Luis Hernández, Bernardo o Guerrero. Y los fichajes todavía no han dado el rendimiento que se esperaba.
Pero debemos recordar siempre y darle las gracias a Abelardo, Gerardo, Iñaki, Isidro y Marco por el trabajo que han hecho.
