A mediados de enero los responsables rojiblancos ya echan cuentas de los puntos que serán necesarios para asegurar la permanencia, ahora mismo único e irrenunciable objetivo del Sporting. Hacen falta 38 puntos, o 37, que uno ya se pierde en los meandros de las cuentas, lo que significa que faltan veintidós, siete victorias más un empate en dieciséis partidos pendientes, en dieciséis finales que comienzan nada menos que hoy, a las trece horas, ante un Atlético de Madrid que tiene pendiente la eliminatoria de la Liga de Campeones, pero que no dará tregua ya que en la Liga también se está jugando mucho. El título no, pero el billete europeo, seguro. El Atlético de Madrid, gran equipo a veces, el mejor de Europa, según algunos finos analistas cuando coge el carril bueno, o un equipo que a ratos pierde personalidad y se convierte en batible. A ver cuál de los dos aparece hoy por el túnel de los vestuarios del Anfield del Piles, donde el caporal rojiblanco, Rubi, quiere que su equipo mantenga la inercia ganadora de Leganés.
Desvelada la lista de convocados, nadie sabe si la ausencia obligada de Carmona va a provocar más cambios que el de la banda derecha, propiedad en los últimos tiempos del mallorquín. Nadie sabe si la zona la ocupará el renacido Burgui o si será Douglas el ocupante de la misma para colaborar en el cierre de espacios que no dejen maniobrar a gente del nivel de Griezmann, siempre el rojiblanco visitante más peligroso. Quizás ambos sean de la partida.
Para el Sporting, damas y caballeros, señoras y señores diputados, el partido significa una de las grandes pruebas que tiene pendientes en su campo. Las buenas gentes rojiblancas quieren saber si la victoria de Butarque es simplemente un oasis en el desierto de la temporada o, por el contrario, es la apertura de una senda de normalización en el juego y en el puntaje, que diría aquél. Porque ahora son vitales el juego y el puntaje. El juego, porque el equipo necesita solidez y solvencia ante equipos de superior potencia, caso del Atlético de Madrid, pero, a la vez, necesita los puntos que lo lleven a la permanencia en la que tanto se juega el Sporting, la ciudad de Gijón y la comunidad autónoma de Asturias. El fútbol va más allá de lo que suceda en el estadio porque es origen de autoestima ciudadana y de superior valoración económica. No es lo mismo que visiten El Molinón el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid que lo hagan equipos clásicos de Segunda, que no citaremos para evitar malsanas interpretaciones.
Entre Burgui y Douglas parece estar la gran incógnita del caporal rojiblanco, Rubi, que sueña con salvar al Sporting y que dedica muchas horas cada día a tal apasionante misión. Más lejos quedan los malos tragos que pasan Barcelona, Celta y Villarreal. La mejor Liga del mundo no ha vivido una feliz semana europea. Hasta los chipriotas del Apoel han puesto en apuros a todo un Athletic Bilbao. No fueron las mejores noches para los citados.
En medio de todo, las buenas costumbres; si pregunto, ¿molesto?: ¿qué sabe Esuperio del dichoso cierre de una grada de El Molinón por insultos racistas? Próxima parada, Capuchinos.
