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El necesario paso adelante

El pasado miércoles, en plena sesión en El Requexón, Hierro insistió en la ejecución del saque inicial del partidillo. El pivote cedía directamente a un central y los delanteros emigraban a la izquierda, cerca del extremo de esa banda, como posibles receptores del balón en largo del zaguero. En una competición tan igualada, cualquier detalle puede definir un resultado, hasta un saque inicial. En los 90, Benito Floro daba charlas técnicas con el título "La importancia del saque de banda"? Sin llegar a esos extremos, a Hierro se le ve especialmente meticuloso en las últimas semanas. Tratando de cuidar los detalles, de evitar dar pistas de sus planes, de sacar brillo a la pizarra. Que a Erice le caiga una pelota franca en el minuto 89 en la frontal tiene algo de suerte y mucho de trabajo. El Oviedo sigue teniendo algunos problemas en el juego pero se muestra convincente en las áreas. La zona que define los partidos.

Ya lo avisó Peña

"¿Lo que más temo del Oviedo? Su pegada". Carlos Peña, honrado lateral izquierdo que abandonó Oviedo hace un mes, ya lo había advertido. Por si no había quedado claro a estas alturas de competición, la facilidad para hacer goles es la mayor virtud de este Oviedo. En una competición en la que el gol es oro, Hierro encuentra en la pólvora un atajo a la victoria. El equipo necesita menos que otros para obtener el premio mayor. De ahí que el trabajo defensivo concentre la mayor parte de energía del entrenador. Con un equipo equilibrado atrás, buena parte del trabajo está hecho.

Se debe trabajar los movimientos ofensivos, la búsqueda de alternativas, pero muchas veces el acierto depende, en última instancia, del toque de genialidad de los de arriba. De una invitación de Susaeta, de una cita de Toché con el meta rival. Se vio en el primer gol, la jugada con la que el Oviedo se presentó en el partido. Robó Susaeta que cedió a Toché. El murciano solo utilizó un contacto para cumplir su trabajo. Suficiente; así es su oficio. El 1-0 aclaraba el camino.

Los cambios para calmar los ánimos

El Oviedo transitó por la primera mitad sin mostrar su faceta más autoritaria, la mostrada en Anduva, aunque sin temer por su botín. El trabajo defensivo sí pareció en esta ocasión brillante. Pero el Getafe aún no había dicho su última palabra. El inicio del segundo tiempo cambió la perspectiva y mostró el momento de más debilidad del Oviedo. El Getafe se hizo con la situación, empujado con el chute anímico provocado por el gol de Chuli. Los azules, demasiado metidos atrás, concedían espacios y la pelota a los visitantes. El partido estaba demasiado vivo y había que calmarlo. Hierro actuó rápido. Entraron Erice y Michu al campo y el duelo se volvió menos eléctrico, menos vistoso para el seguidor. Justo lo que le convenía en esos momentos al Oviedo. El gran mérito de Hierro y de los azules fue adormecer el partido, limitarlo a una cuestión de un par de llegadas. El que estuviera más acertado en las acciones puntuales, se podría llevar el triunfo. Y con esas reglas, el Oviedo suele ganar las partidas.

El zurdazo

El partido quedó en una situación de letargo que parecía convencer a ambos equipos. Pero el Oviedo se había guardado una última opción. El balón parado volvió a dar frutos, esta vez en forma de rechace. Erice se hizo con la pelota perdida y no lo dudó: su latigazo a la red hizo explotar al Tartiere. El gol tiene efectos directos sobre la moral del grupo. Ahora el Oviedo se lo cree. Ayuda de forma importante los cambios registrados en el mercado de invierno: aciertos de la dirección deportiva, ahora sí. Costas se mueve con naturalidad en el centro de la zaga, Berjón siempre ofrece detalles y Borja Domínguez pone la pausa. El Oviedo post-mercado de invierno es mejor equipo. El empujón anímico de la victoria de ayer debe servir para que el juego siga mejorando.

Estímulos para el Tartiere

La fiel afición oviedista necesita poco para responder. "Es particular", señaló Borja Domínguez esta semana con el gesto de sorpresa de los nuevos. Con la afluencia de público más baja que la temporada pasada, el club estuvo hábil durante la semana previa para caldear los ánimos: oferta de 10 euros para que los abonados encontraran acompañantes. La medida, una vez cerrada la campaña de la segunda vuelta, resultó muy oportuna. Desde el club se señaló el objetivo de los 15.000 asistentes en busca de la mejor entrada del curso y Hierro fue un paso más ambicioso: "Necesitamos 17.000 locos de los nuestros animando". Como era previsible, la afición respondió: 17.623 seguidores, récord de la temporada. Las ofertas siempre ayudan aunque el reclamo más efectivo siempre es que el equipo enganche a la gente. Esta temporada solo lo ha logrado por momentos. La parte positiva es que aún hay tiempo para sumar a los indecisos.

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